OSVALDO «MARINERO» MONTES, 1934-2014

Un fuelle resopla triste una milonga alegre

Un músico, un autor, un grande… Osvaldo «Marinero» Montes… ¡Un fuelle de Buenos Aires! Te conocí hace 23 años, allá en la Punta del Este, con ese fuelle estirado y el pentagrama afinado. Tocabas con Rubén Juárez, en duelo de bandoneones y tenías a tu lado a don Atilio Stampone. No hacía falta nada, para eso y mucho más, si las teclas del maestro brillaban con tu compás. Más allá del Gordo Troilo, de Franchini y de Pontier, todos, pero todos te llamaron, para un tango como “aquel”.

Anu00edbal Arias y Osvaldo Montes en Estudios ION

¿Qué te pasó Marinero? con cara de juguetero, que me dejaste tan solo sin poder enseñarme todo. Te acordás aquella noche, en el viejo café Homero, cuando me dijiste en serio que el “Negro” (Juárez) era un bombero, porque hasta el negrito bandoneón se le quedo sin fuego. “¿Viste que se quedó sin aire en la cámara?”  Te dije que sí, Marinero, pero en realidad me juego, que te mentí de puro curda, como pa´hacerme el malevo.

Mi hermano (Willy) también me dio bien la cana y me dijo “¡Uy pendejo, cállate que de eso no sabes nada!» Y yo que, como siempre, me plantaba en la parada, le pedí al Osvaldo Montes, que del fuelle me enseñara: “No pibe, no Marianito, ya es tarde y difícil para vos”. El pibe se quedó musa y en aquella noche dura cuando se fueron todos trajo un bandeoneón a oscuras. El Negro Juárez decía, arrímamelo Mariano y unas tiras de polvo blanco sobresalían del mármol. «¡El pibe no toma!”, aclaraba Rubén Juárez, y era el mismo que decía: “solo conmigo lo haría”. Ni con el ni con ninguno. Y allá estaba el Marinero sin basura o porquerías, como vigilando al pibe, en un caso de porfía.

Danzarín, La Puñalada, Duelo de bandoneones y cuantas cosas más de ese hombre más bueno que conocí. Marinero querido, Marinero amigo… ¿Saben por qué lo llamaban así a Osvaldo? Porque cuando le tocó la colimba no tenía traje, y lo mejor que empilchaba para tocar los primeros mangos, era el blanco de la Armada. Gracias por todo, mi amigo, mí querido Osvaldo Montes: el Marinero del bandoneón. Mariano Francisco Wullich

Web Osvaldo Montes

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