¿QUÉ TANGO HAY QUE CANTAR?

A tres años de la muerte de Rubén Juárez

Qué raras son esas noches de los viernes en que, al salir del diario o de un café de la calle Corrientes, a uno le soplan esos vientos de ausencia… ¿Qué tango hay que cantar? No fue casualidad cuando me di cuenta de que hace tres años no lo veía más a Rubén Juárez, al menos en esta vida.

Uno de los últimos hombres de tango de verdad, cumplió tres años sin un “fa”, sin estirar el fuelle del bandoneón y dejándonos huérfanos de su canción. Es que el 31 de mayo de 2010 los periodistas de espectáculos lo enterraron tan rápido que no se acordaron de ese pibe que un día se “empaquetó” en un camarín del Caño 14 (Talcahuano y M. T. de Alvear) y no salió más del tango, de Homero, de Sosa, de Gardel.

Hace unos años se fue un bandonéon, negro o blanco, se fue la voz  voráz del cordobés de Ballesteros, de Rubén Juárez,  ese morocho que casi logró mantener lo que Julio Sosa hizo por los 60 y pico y él continuó en los 70. Es que hace tres años se fue un tango, un intérprete singular, uno de los diez cantantes de la historia.

Se olvidaron, si, se olvidaron mucho de Rubén, porque además de haber cantado con Troilo, de rescatar a los dos “Homeros” y haber entonado con el actor Raúl  Juliá, un día llegó a Punta del Este y desafió a la “tumba del teatro, a la tumba del tango”. Hace 20 años hizo Tango en Punta, con  Atilio Stampone, con el “Marinero” Osvaldo Montes y, le cantaba a un pibe que todas las noches lo seguía desde los sillones del boliche: un cronista que le importaba más la gran música que las modelos y las fiestas esteñas.

“¿Qué tango hay que cantar?” decía Rubén junto a Lucila y a Silvia (hija y madre), mientras lo fotografiaba el gran Antonio Montano. Y ahora, Rubén, decime bandoneón, “¿qué tango hay que cantar, no ves que están azules mis ojeras….?”. Mariano Francisco Wullich

Rubén Juárez en Wikipedia

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