WORKING WITH PINTER, elocuente retrato

Harold Pinter luce en el apasionante proceso de hacer teatro

Actor, poeta, director, guionista y ganador del Premio Nobel de Literatura, desde hace más de cincuenta años Harold Pinter es representado a través de sus obras constantemente en todo el mundo. En Working with Pinter, junto a su amigo y colaborador durante sesenta años, Henry Wolf, recuerdan sus orígenes en la escena y los ideales que han guiado una trayectoria -tan fructífera como original- en un documental que vale la pena ver para confirmar su rotunda vigencia.

Wolf cuenta que se conocieron en 1947, en plena maldad de la humanidad: Dresden, gulags, campos de concentración, Hiroshima, Nagasaki, y la predicción de que en los próximos cincuenta años el mundo moriría de hambre. Ellos eran concientes de todas esas cosas y estaban decididos a que no los oprimiera. Eran jóvenes y querían independencia de pensamiento, de ideas, aspiraciones libres. “Eso hicimos, -se sonríen de modo cómplice- y aún lo seguimos haciendo”. A los dieciocho años, Pinter fue llamado a cumplir el servicio militar y se negó a asistir. Fue juzgado dos veces por objeción de conciencia, y evitó ser encarcelado pagando una multa.

Todavía muy joven, al participar en una fiesta, una escena entre dos personas lo impacta de tal modo que a partir de ella escribe su primera obra. Se trata de The room. Henry Wolf señala que uno de los méritos de Pinter por el cual no ha recibido reconocimiento es el de haberse dado cuenta de que las conversaciones, los diálogos de la gente no tienen el fin de intercambiar información o emociones. En palabras de Pinter: “A menudo  es para defenderse. Para defender nuestra condición, nuestro propósito. O atacar a otro. En cierto modo, para definir nuestro derecho a ocupar el territorio que habitamos».

Extraños e inquietantes, los personajes y caracteres en sus obras obligaban al público a ver la vida tal cual es, es decir, rara y a menudo no resuelta. Poco después del estreno de su segunda obra, The birthday party, fue reconocido por el mundo del teatro como la voz principal de una nueva generación. Y a mediados de los ’60, Harold Pinter era considerado el dramaturgo más fascinante y original desde Samuel Beckett. La actuación es para él un proceso de descubrimiento y exploración; ahí está lo apasionante del teatro vivo. ¿Cómo saber dónde termina la técnica y comienza la pasión?

Las primeras obras de Pinter tenían un gran contenido político. El resurgimiento del fascismo después de la guerra, el abuso del poder, la victimización de los débiles por parte de los fuertes, son temas frecuentes en los reducidos espacios del territorio Pinter. Usó sus obras para exponer la hipocresía y la corrupción que domina la escena mundial. El teatro tiene el rol de crear conciencia sobre la vida que llevamos –dice-. Creo que hay cierta ira callada que reside en cualquier persona respetable e inteligente a raíz de lo que sucede en esta sociedad, y a raíz de lo impotentes que somos para corregirlos. Le damos poder a la gente que no se lo merece, porque lo malogra, manipulan y desprecian a la gente; desprecian incluso a las legislaciones internacionales…Hay en mí una ira callada respecto de todo lo que sucede. Vivimos una pesadilla a diario, creada por los estúpidos que nos gobiernan y manejan este maldito mundo”.

Suficiente para reflexionar. Son palabras de un creador, que utilizó el vehículo del arte para expresar en el escenario que despertar del hechizo es posible. Escribió veintinueve obras y diecinueve guiones de cine. Hasta diciembre de 2008, fecha en que murió, se estuvo manteniendo atento a todo. Silvia Bonetti

Working With Pinter

Julio de 2011
Emitido por Film & Arts

Working with Pinter
Harold Pinter y Henry Wolf
Dir.: Harry Burton
DVD:
http://amzn.to/hqWyxk

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