Los medios masivos de comunicación son creadores de realidades paralelas. Ellos nos dicen lo que sucede, pero lo que no dicen -en cierto sentido- es como si no existiera. Al mismo tiempo persiguen el objetivo del rating, por supuesto. Pero todo esto no es un fenómeno de hoy, sino que ha sido asi desde el momento en que aparecieron la radio y la televisión. TV60 nos traslada a la madrugada del 28 de junio de 1966, cuando la llamada Revolución Argentina tomaba por la fuerza el poder del país, después de derrocar al presidente radical Arturo Illia, instalando en el gobierno al militar Juan Carlos Onganía. La acción a la cual asistimos tiene lugar en un canal de televisión, que debe poner en el aire un programa de emergencia en directo, ante la ausencia inesperada de varios actores.
El retrato de la época está muy bien logrado, no solo a través de la escenografía, el vestuario y los peinados, sino también mediante una serie de referencias históricas que van desde Evita al Che Guevara, pasando por la famosa actriz consagrada, las desafiantes actrices emergentes, el director tiránico (pero temeroso a su vez del poder de alguien más déspota que él), o el nacimiento de un programa aparentemente insólito, basado en la idea de transmitir almuerzos televisados.
El tema del poder resulta particularmente interesante, no solo por la contextualización política, a la cual en realidad no se hace nunca una referencia demasiado directa, sino por el hecho de ser un elemento móvil, que va ocupando diferentes dimensiones. Una voz en el teléfono puede hacer y deshacer destinos, tanto como la esposa del nuevo presidente del canal, pero también puede hacerlo el hombre común, retratado por momentos como un otario, pero dueño también de un mando que por momentos se manifiesta de modo inquietante. Existe una tiranía del espectador, de hecho, compatible acaso con la idea de una opinión pública. Es ese mismo hombre común, sin embargo, quien también ruega por la posibilidad de ser anestesiado, distraído, conducido mansamente. En determinado momento dirá: “Allá afuera la gente está desorientada. Ustedes tienen que darle algo a esas personas”.
Entretenida, ilustrativa, inteligente en sus dobleces más sutiles, TV60 es una obra que nos dice -entre líneas- mucho acerca de nuestra historia e idiosincrasia. Funciona, un poco como los propios medios de comunicación, como un espejo en el cual cada quien verá aquello que desee ver. Germán A. Serain
Jueves a sábado a las 21
Domingo a las 20
Teatro Sarmiento
Av. Sarmiento 2715 – Cap.
(011) 4808-9479
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