Actúan: Lautaro Federico Amurri, Eduardo Barrios, Lala Buceviciene, Federico Costa, Ezequiel Cotton, Camila Cruz, Alejandro Jorge Dubal, Nina Ferrari, Elian Lopez, Damian Moguilevsky, Federico Paulucci, Jonatan Gastón Peñaranda Osorio, Andrea Picon, Daniela Piemonte, Rocío Rodríguez Paz, Felipe Martín Saade, Romina Salerno, Milena Shifres, Jonas Volman – Músicos: Marcelo Ivan Duclos, Pilar Fogwil, Herno Jofre, Valentín Larroy, Bruno Leichman, Agustina Maldonado, Roxana Pantanetti, Agustín Shifres – Vestuario y Escenografía: Carolina Fernández, Jazmín Savignac – Iluminación: Alejandro Velásquez – Música y Dirección musical: Ian Shifres – Autoría: Marcos Arano, Gabriel Graves – Dirección: Marcos Arano
Empleando la parodia para hacer una feroz crítica de un modelo político y sus dirigentes, Tierra partida ganará seguidores aunque también detractores. Esto no hace más que evidenciar la grieta en la estamos insertos, y que, como ellos mismos plantean, viene desde hace un largo tiempo.
Con fuerte compromiso físico y vocal los actores dejan todo en el escenario. La intervención musical resulta muy acertada y es un elemento clave de la narración. La pieza es un relato de nuestra historia del siglo diecinueve contada en clave de clown. En esta puesta, su director buscó una comunicación franca y una mirada cristalina para poner de relieve las ambigüedades y contradicciones que habitan a nuestros representantes políticos y próceres, desde un acercamiento que no pretende ser demasiado intelectual. El equipo se ha propuesto humanizar la historia y emplear la risa para ofrecernos un enfoque que busca desentrañar la verdad, que juzga, pero que no llega a establecer verdades últimas, sino que cuestiona permanentemente, haciendo que el propio espectador se haga preguntas.
La generación del 37, Rosas, Dorrego, Las mazorqueras, Rivadavia, Sarmiento, la lucha entre unitarios y federales, el voto femenino, el fraude electoral, la constitución nacional, la situación de los pueblos originarios, la época de la dictadura, son todos elementos que se enhebran unos con otros en una trama con momentos explosivos donde la expresividad y la emoción son preponderantes, donde el juego con el lenguaje llega a su máximo esplendor.
Porque la historia, la actualidad se escriben continuamente y para narrarlas no existe la objetividad. Uno siempre escribe, cuenta, analiza, mira desde un lugar subjetivo. La historia de los manuales es una de las miradas posibles; la historia que aquí se cuenta, es otra. Siempre hay intereses al contar, no hay una mirada ingenua. Cuando alguien relata, está empleando a su vez distintas funciones del lenguaje. En este relato, las funciones que mencionaba el lingüista Roman Jakobson resultan claras: hay un uso de la función apelativa o conativa que quiere producir un cambio o reacción en el destinatario e intenta convencer; una función expresiva o emotiva y otra, la función poética, puesta en evidencia por las distintas figuras retóricas utilizadas como la metáfora, donde se construye un estilo.
Hacer una obra es complicado, como también lo es armar un país. Marcos Arano consigue con éxito dirigir a estos veinte actores y ocho músicos de la compañía Malvado Colibrí (Escuela de teatro, clown, máscaras y música). El texto, del mismo Arano y Gabriel Graves es punzante, agudo, sin dejar nunca de lado el humor.
Hay instancias de intercambio con el espectador que podrán sorprender al más desprevenido. Tierra partida muestra una patria agrietada, dividida, con una visión por momentos amarga, por momentos agria, ácida, pero nunca edulcorada. Como público, iremos recorriendo los distintos sabores que nos deja este relato, a lo largo del cual, se atraviesan diversos estados emocionales. El elenco muestra una gran capacidad de trabajo en equipo y no deja dudas de su ductilidad y capacidad interpretativa. Una apuesta jugada que apela a la risa como motor de un cambio. Milly Vázquez
Viernes a las 22
Teatro La Carpintería
Jean Jaures 858 – Cap.
(011) 4961-5092
lacarpinteriateatro.com.ar