El Auditorio de Belgrano había colmado su capacidad. La expectativa por la interpretación de la Sinfonía Novena de Beethoven, a cargo de la Orquesta Sinfónica Ciudad de Buenos Aires dirigida por Gustavo Codina, era grande. También era grande la cantidad de músicos sobre el escenario, a los que se sumaban varios coros. El mismo Codina, antes del inicio, explicó que había butacas sin aprovechar por una cuestión municipal que no permite más de 1060 espectadores, aunque haya 1400 butacas en este estupendo auditorio cuya inclinación y disposición generan excelente visión y audición en cualquier lugar. Luego subió al podio, levantó su batuta y comenzó la magia que siempre produce la más célebre y popular de las sinfonías del compositor alemán.
Con una marcación precisa y un tempo con cierta velocidad en algunos pasajes, cada movimiento de la Sinfonía Novena de Beethoven –cuyo carácter no estaba indicado en el programa de mano- se disfrutó como una pieza independiente, ya que el público los aplaudió uno a uno, particularmente los dos primeros. Entonces, antes de la ejecución del tercero, para no hacer interrupciones y tocar sin solución de continuidad el coral final, hicieron su entrada el Coral Ensamble de Buenos Aires, el Coro del Conservatorio Superior Felipe Boero y el Coro Nonino de la Universidad Nacional (ambos de Villa María), y el Coral Ópera del Centro (Córdoba y Santa Fe). También lo hicieron los solistas: la soprano Soledad de la Rosa, la mezzosoprano Manuela Reyes, el tenor Christian Casaccio y el barítono Leonardo López Linares.
La Oda a la Alegría de Friedrich Schiller sonó muy bien en las voces solistas, con particular brillo de las cuerdas femeninas, y el ensamble de coros hizo vibrar el alma de los asistentes, emoción que fue fielmente reflejada en el aplauso final. Gustavo Codina, ante el insistente pedido de un bis, accedió a repetir uno de los más bellos pasajes, cerrando este magnífico logro del Ensamble Lírico Orquestal, la asociación de músicos responsable de la propuesta. Martin Wullich
Fue el 15 de mayo de 2011
Auditorio de Belgrano
Virrey Loreto 2348 – Cap.
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