REENCUENTRO, puentes necesarios

Segundo concierto de un ciclo que reúne artistas, público y arte

Reencuentro Fernanda Morello (piano) – Daniela Tabernig (soprano) – Pianista invitado: Alberto Prebisch – Presentación: Martin Wullich – Sonido e Iluminación: Osvaldo Mahler – Producción general y artística: Martín Roig – Producción artística: Fernanda MorelloAnfitriona/mecenas: Andrea Arditi Schwartz

Frente a una situación sin precedentes, en la cual teatros y salas de conciertos se cerraron durante un año, surge el proyecto Reencuentro. Es claro que las llamadas «performing arts» son actividades que se sostienen en escena, en contacto con una audiencia. Esta idea, generada por dos músicos, -uno de ellos además referente en producción de eventos-, tiene como finalidad tender nuevos puentes de contacto entre los artistas y el público, gestionando espacios por fuera del circuito tradicional.

Los conciertos tienen un host, un anfitrión que oficia de mecenas de la fecha y recibe el concierto en su propio espacio o puede patrocinar la presentación en un museo, hotel o cualquier otro ámbito. De hecho planean una presentación de danza contemporánea con piano en una de las colosales jaulas del Jardín Zoológico (hoy Ecoparque): la emblemática leonera. En cada concierto ofrece un lugar a jóvenes músicos, artistas notables en desarrollo (en el primero tocó Andrés Ignacio Rico), para darles una posibilidad que hoy sería extremadamente difícil. Si bien el ciclo Reencuentro se focaliza en la música clásica o en la danza, no está cerrado a otros estilos musicales, o a otras disciplinas.

En esta oportunidad, siempre impecable, el dúo Fernanda MorelloDaniela Tabernig volvió a lucirse con un repertorio deliciosamente equilibrado. Con impecable producción general de Martín Roig, la cita fue en una bella casona en la zona norte de Buenos Aires, bajo el lema Nuevos puentes entre los artistas y su público. El reencuentro fue posible gracias a Andrea Arditi Schwartz, anfitriona y mecenas.

Con la grata presentación de nuestro apreciadísimo Martin Wullich, Morello abrió con el Preludio en sol sostenido menor Op. 32 No. 12 de Sergei  Rachmaninov,  una pieza con tintes de tempestuosa melancolía, compuesta hacia 1910. Integra, junto con otros dos preludios, el Preludio en sol menor Op. 23 No. 5 y el Preludio en do sostenido menor Op. 3 No. 2, una “trilogía” de preludios más ejecutados de Rachmaninov. Siguiendo la nota temperamental, Fernanda nos trajo Ondine (primer movimiento de Gaspard de la Nuit M. 55) de Maurice Ravel, compuesta en 1908, y, siempre con su veta de docente a la par de talentosa pianista, nos dio algunas pistas, previo a su excelente interpretación, para entender el sentido de la obra. Inspirándose en la obra póstuma homónima de Aloysius Bertrand, Ravel tradujo en notas para piano la seducción inicial de la ninfa y su posterior furia ante el rechazo del mortal que, en realidad, amaba a otra mortal.

El reencuentro también incluyó el espacio para un joven pianista y compositor, Alberto Prebisch, oriundo de Bariloche, que se ha presentado como solista y como músico de orquestas de cámara en varias oportunidades. En esta ocasión, Prebisch trajo, de Frédéric Chopin, tres renombradas piezas: Vals op. 69 No. 1, conocido como Vals del adiós ante la frustración del compositor de no poder casarse con su amada, Maria Wodzińska. Luego el barilochense interpretó el Preludio en re bemol mayor Op. 28 No. 15 “Gota de lluvia”, quizás una de las piezas más interpretadas de Chopin y que más rápidamente uno puede asociar con este. Finalmente, el Nocturno en do sostenido menor, Op. póstumo, publicada dos décadas después de la muerte de Chopin y que sirvió, durante la Segunda Guerra, de salvoconducto para los músicos Natalia Karp y Wladislaw Szpilman, cuyas interpretaciones agradaron tanto a los oficiales nazis que los escucharon, que ambos pianistas pudieron salvar sus vidas.

Luego regresó Fernanda Morello acompañada de la siempre estupenda Daniela Tabernig, para el segmento de piano y canto. Otra vez Rachmaninov y dos canciones basadas en poemas: Qué bello lugar Op. 21 No. 7, poema de Glafira Galina, y Canta mi bella pero no para mí Op. 4, sobre un poema del afamado poeta ruso Alexander Pushkin. De la lengua rusa, Tabernig pasó sin inconvenientes al alemán: Morgen Op. 27 no. 4 y Cäcilie Op. 27 No. 2, de Richard Strauss, inspirados en poemas de John Mackay y Heinrich Hart, respectivamente. Y del alemán, a la lengua de Dante: Quando me’n vo’…, aria conocida como el “Vals de Musetta”, de La Bohème, de Giacomo Puccini.

Para el bis se escuchó Hai Luli, de la compositora francesa Pauline Viardot, en coincidencia con los 200 años de su nacimiento. Viardot era hermana de la celebérrima María Malibrán, ahijada de Ferdinando Paer, y también fue alumna de Franz Liszt. Tabernig no solo su talento en el canto sino en la fonética de las distintas lenguas en que cantó; y después de escucharla cantar en ruso, alemán, italiano y francés, el inglés no podía quedar afuera. Por eso, como segundo bis, se pudo apreciar Over The Rainbow, de la mítica película El mago de Oz, compuesta en 1939 por Harold Arlen y con letra de Yip Harburg. Un bello concierto en un bello entorno, y un reencuentro más que necesario en estos tiempos. Viviana Aubele

Fue el 8 de enero de 2021

 

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