PAULA ALBA, celebrar la ópera independiente

Una charla sobre Celebrarte Música, Rigoletto y una pasión que debe salir a todo el país

Desde 2017, la soprano Paula Alba puso en marcha Celebrarte Música, cuya visión es la necesidad de difundir el arte lírico a las nuevas generaciones y sacar el arte lírico del ámbito de Capital Federal. Después de una muy buena recepción en el IFT a fines de 2021, vuelve Rigoletto al escenario, y la ópera independiente se traslada más allá de la avenida General Paz.

Rigoletto IFT Celebrarte Música

Rigoletto, de Giuseppe Verdi, por Celebrarte Música

Paula Alba, ¿qué expectativas tenés para esta nueva puesta de Rigoletto?

Estamos logrando algo muy hermoso. Es un trabajo totalmente grupal. Si bien Leandro Sosa y yo somos los impulsores de Celebrarte Música, es todo el grupo que pone su hacer, su amor, su pasión por la ópera. Lleva muchísima energía hacer esto; a diferencia de otros ámbitos donde hay directores, asistentes, etcétera, acá somos todo nosotros. De hecho, yo el otro día estaba corriendo un mueble, y me hice un moretón en la pierna; lo primero que pensé fue ¿se me irá a ver en el escenario?. Hay que levantar cosas pesadas, traer y llevar cosas… pero cuando uno termina de hacer una ópera es muy gratificante. Somos casi 60 personas involucradas en esto: vestuario, maquillaje, escenografía, dirección, iluminación. Pero si bien ahora estamos muy cansados, el sábado a la noche seguramente nos iremos a ir a dormir con mucha paz y una enorme alegría.

Energía, iluminación, trabajo grupal… ¿Qué más implicaría armar una compañía de ópera independiente?

Estamos formando una asociación de compañías de ópera independiente; compañías que antes estaban separadas, están ahora unidas. Ya iniciamos todo lo legal para poder tener un poco más de presencia ante el gobierno. Salen subsidios para música clásica y, por otro lado, para teatro; es como que la ópera está en el medio. Estamos “remando en dulce de leche”, al igual que otras áreas de la cultura. Dada la cantidad de gente que necesita una ópera, necesitamos unirnos y  ayudarnos para que las cosas sean más llevaderas. Por ejemplo, el tema de los subtítulos: yo he ido a otras compañías a hacer o pasar subtítulos, nos prestamos cosas, y estamos en permanente comunicación para ver si se puede hacer todo más llevadero. Al no contar con dinero es muy complicado realizar las cosas. De hecho, tenemos reuniones con gente que no es “del palo”, y nos pregunta “¿Con qué presupuesto cuentan?” Y la respuesta es que, en realidad, es plata que sale de nuestros bolsillos y que va a salir de las entradas, o quizás no. La ópera genera mucha pasión,  por todo esto lo hacemos, y estamos felices.

Han llevado títulos como Don Giovanni, Lucia de Lammermoor, Las bodas de Fígaro, y ahora Rigoletto. ¿Vendrá La Traviata?

Sí, se viene La Traviata para Rojas, lo cual nos pone felices. Nosotros llevamos La Bohème allá, y también Don Giovanni y Rigoletto. La repercusión en la gente de allá es por lo general de gente que nunca vio ópera. Queremos involucrar al pueblo de Rojas y alrededores -Junín, Pergamino, etcétera- para formar un coro con la gente de allá y con papeles que también cubrirían ellos. Va a ser un trabajo entre la gente de Capital y de allá, muy enriquecedor. Ellos están ávidos y quieren participar, pero no tienen el espacio ni están dadas todas las condiciones. Así que nosotros vamos a viajar en un mes para empezar a preparar el coro, y en agosto ensayar allá.

¿Cómo fue la recepción de Rigoletto en Rojas?

Muy emocionante, sobre todo porque queremos desmitificar. No digo que el Colón no sea hermoso; a mí me encanta ir a ver ópera al Colón, pero el artista queda como muy lejano al público. Por ejemplo, el IFT, donde haremos Rigoletto esta semana, tiene 700 localidades; allá en Rojas el teatro tenía 250, de modo que nosotros estamos muy cerca de la gente. Además, cuando termina la función salimos a saludar, nos quedamos un tiempo muy largo conversando con la gente, que nos cuenta sus pareceres. Es gente que nunca vio ópera y que se queda muy conmovida; la gente aplaude de pie. Eso justifica todo cansancio, porque por lo general viajamos  el mismo día o el día anterior, y armamos todo nosotros mismos.

¿Cómo siente la ópera la gente del interior respecto de la de Buenos Aires, que quizás esté más acostumbrada?

Con mucha emoción. No es que estén pensando en detalles como el lado musical y demás, sino que se dejan llevar. Para nosotros, la misión está más que cumplida. A veces me ha pasado de ver gente que canta diez puntos, pero no actúa nada y, por tanto, no es creíble. Si uno lo hace creíble para que la gente entre en ese código, pasa algo muy bueno, se conmueven. Una vez, en una función de Rigoletto, en la parte final (y acá “espoileo” la ópera para quienes no la vieron), alguien del público dijo “¡Ay! ¡Que no se muera!”. Había un silencio tal en la platea que se escuchó eso, le salió del alma. Esa persona no estaba viendo un cantante; estaba viendo un artista que estaba contando un cuento y creía todo lo que sucedía. Marvilloso.

Hablamos mayormente sobre provincia de Buenos Aires. ¿Cómo ves al resto del país en el acercamiento al arte lírico?

Estamos en eso, tratamos de llevar la ópera un poco más allá de la provincia de Buenos Aires, es nuestro deseo. Nuestras óperas están preparadas para trasladarse a cualquier lado, porque trabajamos con mapping; visualmente se ve hermoso, y no hay necesidad de trasladar algo físico o tener que disponer de un camión. Leandro Sosa se encarga de todo lo visual; además es  cantante -ha cantado muchos roles en la compañía, y hace la dirección escénica. Podemos llevar las óperas -cualquier ópera- a cualquier parte. En dos semanas empezamos a ensayar La Cenerentola. Hay un intermedio en que hacemos Las bodas de Fígaro en AMIA en junio. Así que está muy movido: Rigoletto ahora, en junio; luego Las bodas de Fígaro; en julio La Cenerentola, con una gran propuesta, pues hay una empresa de mapping muy importante que trabajó en China con cosas muy grandes y están haciendo una exhibición en Dubai. La dirige Leandro Petrozzini, y siempre le estamos agradecidos por participar de este proyecto, para nosotros es un honor contar con él. Después de La Traviata en Rojas, seguiremos con Gianni Schicchi y una ópera más que dirigirá Boris (Laures) y será sorpresa.

¿Disfrutás más la ópera tradicional o la contemporánea?

Soy muy fanática de Gian Carlo Menotti, en música y teatro es un diez siempre, aunque no es fácil de estudiar. Una vez canté La médium con Clásica del Sur, y es bastante complicado rítmica y melódicamente. Pero es todo tan perfecto lo que sucede: tiene la duración justa. Y me encanta también lo tradicional, Verdi, Donizetti, Bellini. El público de Buenos Aires quizás está más acostumbrado a lo tradicional. Pero creo que una vez que ven Menotti… es difícil que no guste. 

¿Cómo te ves de acá a fin de año?

Si llego viva (ríe)… El otro día Leandro (Sosa) me decía: “¿No es mucho?” Le respondí “es mucho, pero nosotros podemos”. Estamos con un ritmo intenso pero con todo aceitado, estamos acostumbrados a correr… aunque disfrutamos cuando uno termina, pero creo que la cosa viene  más organizada, y está muy bueno poder acercarle el trabajo a los colegas, que a veces quieren cantar solos o con orquesta, y quizás no hay tantos espacios para ellos si no se los genera la ópera independiente. Eso también me pone muy feliz, ser el combustible para seguir haciendo cosas.

Rigoletto
Sábados 14 y 21 de mayo a las 20

Teatro IFT
Boulogne Sur Mer 549 – Cap.
(011) 4962-9420

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