NELSON GOERNER, impoluto

El pianista fascinó con su talento y perfección

A Nelson Goerner se le notan las innumerables horas de trabajo frente al piano. Sólo así se entiende su pulcritud, su perfección, su interpretación impecable frente a las Variaciones Op. 21 No. 1 que Johannes Brahms compuso sobre un tema original y propio, cuyo cierre –Variación 11– aprovechó el artista para pavonearse y revelar su gran virtuosismo. Sólo así pudo acometer, a renglón seguido, las bellísimas Fantasías Op. 116 -gozosas en los Caprichos y seductoras en los Intermezzi– con tanto profesionalismo, aunque haya faltado cierta emoción.

Sin embargo, esa expresión necesaria para cautivar el espíritu estuvo presente durante toda la ejecución de la Sonata Hammerklavier de Ludwig van Beethoven, plena de desafíos de todo tipo para el intérprete. Goerner subyugó a todos con esta obra colosal e innovadora, particularmente en el movimiento lento, e impactó con los juegos del scherzo. En el final -la fuga indicada allegro risoluto– nos dejó sin habla, emocionados y exultantes. El piano parecía una orquesta completa a la que Goerner  tenía con las riendas en sus manos y al mismo tiempo con la libertad y vehemencia para generar una versión histórica.

Generoso, Goerner tocó tres bises, entre los que incluyó el Preludio Op. 23 No. 2 de Rachmaninov, deleitable caballito de batalla que ya había interpretado en su recital de fines de 2012, mientras algunos fríos asistentes iban despoblando la sala. Martin Wullich

Fue el 13 de mayo de 2014
Teatro Colón – Mozarteum
Libertad 651 – Cap.
(011) 4378-7109

Publicado en:

Deja una respuesta