La esencia no cambia, y esa es la gracia. El Chino Amado avanza con su troupe de artistas -Los Amados- recorriendo el mundo y cada tanto recala en Argentina. Su ritmo, su picardía, su cariño, su seducción y hasta una refinada ironía hacen querible y encantador al personaje creado por Alejandro Viola, cuyas originalísimas tenidas kitsch y su alto jopo definen una particular conjunción también aplicada a la música.
Tal como lo hicieron con el cubano Ernesto Lecuona, esta vez el homenajeado es el mexicano Agustín Lara. Si bien hay temas de otros compositores, el eje del espectáculo está conformado por las canciones y boleros del hombre que tuvo entre sus mujeres a María Félix. Así pasan Piensa en mi, Solamente una vez, Noche de ronda o María Bonita, en los deleitables arreglos musicales de Diego Vila.
Parte del atractivo del grupo es la incorporación de nuevas voces o instrumentistas en cada show. Raquelita Jarsinski, la niña pianista encontrada en un kibutz de Costa Rica, ha dejado momentáneamente su puesto –y la interpretación del Hava Nagila– a las hermanas Retamoso Waiman. Diferentes divas han puesto la voz y la fulgurante presencia femenina -desde la insigne Zully Del Mar-, hoy representada por Soberbia, notable encarnación interpretada magistralmente por la bella Dolores Ocampo, de voz deliciosa y encantador histrionismo.
El público tiene la posibilidad de bailar, de festejar, de emocionarse y de reír mucho con las ocurrencias y la historia de este inigualable grupo de profesionales músicos que marcan su individual impronta. Viola vive desde hace 25 años recreando con su equipo detalles riquísimos en el vestuario, la escenografía, las coreografías, los diálogos y la puesta en escena. Es un artista muy formado, que ama lo que hace, que quiere entrañablemente al Chino, su alter ego, y lo transmite con creces. Por eso se disfruta tanto. Martin Wullich
Se dio hasta enero 2015
Sala Siranush
Armenia 1353 – Cap.
(011) 4775-2877
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