Mátame de nuevo – Actúan y dirigen: Gerardo Begérez y Marcelo Iglesias – Vestuario: Martín Sal – Iluminación: Carlos Arévalo – Libro: Erika Halvorsen
La madre quiere que el chico se parezca a Frank Sinatra, actúe como Frank Sinatra y, obviamente, cante como Frank Sinatra. Es que, supuestamente, es hijo de una relación que ella ha tenido con el ídolo aquí, en Buenos Aires. Este es el punto de partida de Mátame de nuevo, texto de Erika Halvorsen, cuyo eje es un síndrome maternal de ultraprotección filial que resulta letal, contado con bastante delirio, cierto humor que podría haberse acentuado y un desarrollo confuso que podría haberse ajustado. La historia como tal es sinuosa, pero sus intérpretes llevan a buen puerto algunos frescos cuadros del relato con excelencia en las actuaciones y creando queribles personajes en una relación surrealista, perversa y alocada.
Gerardo Begérez personifica al hijo con simpática gracia, elocuentes gestos y guiños a la platea, partiendo desde su más tierna llegada a la vida, ataviado con un cierto pañal símbolo de esa inocencia que abandona pícaramente cuando se le ocurre endilgar a su progenitora cuestiones relacionadas con la educación que debería haber tenido, o preguntando si es necesaria una incursión anal, mientras luce una hospitalaria bata que deja entrever su cuerpo interna y externamente castigado, obseso como está con los fármacos y las drogas, y afirmando que el embarazo fue una pantalla. Marcelo Iglesias corporiza a la madre, convencida de haberle salvado la vida al hijo, absolutamente sustanciada con Marilyn, con maravillosos desplantes y exacto manejo del drama giocoso, en un trabajo excelente. La puesta en escena marca la estética del horror y el absurdo, con escenas morbosas y siniestras que no desdeñan la muerte y lo escatológico, en tono de grand guignol, sobrevolando el tema de la fama, con sus implicancias de manipulación y encierro. Martin Wullich
Se dio hasta fin 2011
Teatro La Comedia
Rodríguez Peña 1062 – Cap.
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