MARCOS MUNDSTOCK (1942-2020), adiós amigo

El gran cómico y presentador de Les Luthiers nos deja en medio de una cuarentena inesperada

Toda despedida suscita un cúmulo de emociones. Todo depende del cristal con que se las mire, o de la circunstancia. O de quién se trate la persona que nos abandona, que nos deja. Pero hay despedidas que nunca deberían ocurrir. Hace cuatro años se nos iba Daniel Rabinovich. Hoy le llegó el turno a su partenaire por naturaleza, Marcos Mundstock.  Según publica Les Luthiers en su página de Facebook, “Después de más de un año de lidiar con un problema de salud que se tornó irreversible, Marcos, nuestro compañero y amigo, finalmente partió”.

La noticia se supo esta extraña mañana del 22 de abril de 2020. Extraña porque el sol no termina de asomar, porque el pronóstico meteorológico indica que será un día fresco y nublado, y porque estamos en cuarentena. Y debido a la cuarentena y a sus problemas de salud, lamentablemente, no fue posible disfrutarlo en los escenarios en estos últimos tiempos. Tampoco hará posible que Marcos sea despedido con todos los merecidos honores. Mientras, quienes tuvimos el inmenso privilegio de verlo arriba de los escenarios, de admirar su formidable manejo del tempo humorístico, y de reír a carcajadas en los entrañables diálogos escénicos con Daniel, nos quedaremos, esperamos que por poco tiempo, con un sabor amargo.

La noticia es un golpe brutal por otra cuestión menos grata. No muchas horas antes, la familia había salido a desmentir falsas noticias sobre su muerte. Baste recordar que en 2012 se dio una situación similar con Juan Alberto Badía, y horas después sucedió el desenlace que nadie hubiese querido. Como digresión, hay que decir que ni Marcos Mundstock ni su familia, ni tampoco Les Luthiers, se merecían semejante destrato de parte de aquellos medios que salieron a ventilar algo tan delicado, vaya a saber en aras de qué fin para nada noble.

Con Marcos se nos va el locutor de la voz profunda, el gran profesional, el cómico fino. El dolor es inmensamente desolador. Pero tanto él como Daniel son tan grandes, tan generosos, que nos dejan su legado: el de hacer reír a generación tras generación con humor del más alto calibre. Cosa que seguirán haciendo aunque ya no estén físicamente.

Marcos nos dejó. Pero vamos a seguir disfrutando por muchos años más al disparatado admirador y presentador de Mastropiero, al agudo Murena, al temible Escipión, a Aníbal “el insatisfecho”, a José Duval, al predicador de la secta de Warren Sánchez, al tío Oblongo, al notable jugador de pool de El cuento de las comadrejas, su última intervención en cine.

Lo recordamos con una memorable escena de esta película -la formidable partida de pool- y, “fuera de programa”, su papel como predicador de la secta de Warren Sánchez. Hasta siempre, Marcos querido. Viviana Aubele

Publicado en:

Un Comentario

Deja una respuesta