La Fundación Teatro Colón -presidida por Rodolfo Ceretti-, con la organización de Alejandro Cordero, brindó un deleitable recital lírico en el estupendo entorno del Palacio Pereda –actual residencia de la Embajada de Brasil- con una selección de la ópera L’elisir d’amore, de Gaetano Donizzetti.
Cuatro diferentes cuerdas vocales interpretaron como solistas las más bellas arias de la ópera –también dúos, tríos y cuartetos- en versión de concierto, aunque con acentuado carácter actoral que vivificó la interpretación, junto a un bien iluminado escenario, enmarcado por las naturales columnas de la mansión.
Marcelo Ayub, en la dirección musical y el acompañamiento pianístico, ilustró previamente la historia para la cabal comprensión de cada escena. El tenor Duilio Smiriglia –como Nemorino- inició con Quanto è bella, quanto è cara ante Adina, interpretada por la soprano Oriana Favaro. Ella, conmovida por sus lisonjas, respondió con Della crudele Isotta, imprimiendo encanto musical en su cristalina y subyugante voz. Luego de la aparición de Belcore, corporizado por el barítono Sebastián Angulegui, que entonó muy bien Come Paride vezzoso, siguió el famoso dueto Chiedi all’aura lusinghiera.
La aparición de Dulcamara -encarnado por el bajo Enzo Romano– en la desopilante escena Voglio dire, junto a Smiriglia, generó un alegre preludio al final del primer acto. Romano se lució vocalmente e hizo gala de un notable histrionismo, añadiendo mucha gracia y picardía a la representación. Smiriglia haría llegar luego, con su voz potente y meliflua, el profundo sentimiento ante Una furtiva lagrima de su amada.
El fascinante cuarteto final de L’elisir d’amore tuvo el alto tono festivo y amoroso que corresponde, como si todos hubiésemos probado el mágico elixir en cuestión. Martin Wullich
Fue el 23 de julio de 2012
L’elisir d’amore
Fundación Teatro Colón
Embajada de Brasil
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