Actúan: María Inés Aldaburu, Laura Esses, Marcela Ferradás, Ariel Gurevich – Vestuario: Julieta Harca – Escenografía: Rodrigo González Garillo – Iluminación: Leandra Rodríguez – Dirección musical: Diego Vila – Dramaturgia y Dirección: Ariel Gurevich
Eso que solemos llamar normalidad, así como también su contraparte, que para no incurrir en consideraciones técnicas podríamos de un modo genérico denominar locura, no es sino el reflejo de un promedio. Es solamente la fuerza del número lo que impone parámetros. Dentro de ellos algunas personas son consideradas mentalmente sanas, en tanto otras caen inevitablemente fuera de los márgenes establecidos de esta manera.
Sin embargo, sería justo que nos preguntásemos si será realmente este el método más justo para determinar las cosas. ¿Quién dice qué es una persona trastornada? Trastornado puede ser alguien que se niega a hablar, y en lugar de eso canta. Pero también lo puede ser quien se limita a tocar melodías en un piano, o quien habla pero ocultándose a sí mismo y a los otros determinadas verdades.
En La Trastornada, Nidia y Mabel son dos hermanas mellizas, que alguna vez fueron idénticas, aunque viéndolas hoy cueste creerlo. Las dos son solteras, pero de jóvenes se enamoraron de un mismo hombre. Acaso fue la frustración la que las empujó a convertir la casa que comparten en un centro de recuperación anímica, destinado a curar a otras mujeres que sufren de amor. Curioso método: curar a otras personas cuando ellas mismas solo han podido ocultarse lo que realmente les pasa.
Un día llega a esa casa una mujer extraña, que se niega a pronunciar palabra. A falta de un nombre, se referirán a ella como la trastornada. Esta enigmática mujer no habla, pero un día comienza a cantar. Así, acompañada por un no menos enigmático pianista interpretado por el propio autor –Ariel Gurevich– la incipiente obra teatral se transforma en un recital de canciones, en el cual se luce Laura Esses con magnífica voz y presencia.
Con buenas actuaciones de María Inés Aldaburu y Marcela Ferradás, algunas veces las canciones hablan por los personajes.en otras hablan sin un motivo aparente. Aunque casi siempre -así en la obra como en la vida- los verdaderos motivos de las cosas permanecen, por lo general, ocultos.
La trastornada ha sido definida por su propio autor como una experiencia escénica, hecha de diferentes formatos. Regada de referencias a medio camino entre lo intelectual y lo kitsch, así como cuestionando la escasa distancia que media entre la cura y la locura, la obra se presenta como una colección de escenas, canciones, gestos y misterios. «Las obras de teatro son sueños por descifrar”, dice Gurevich. Y este trabajo da fe de ello.
En definitiva, La trastornada es un espectáculo entretenido, que por añadidura deja rondando en el espectador varias melodías y unas cuantas ideas. Lo cual no es poco. Germán A. Serain
Domingos a las 16
(hasta el 14 de julio)
Centro Cultural 25 de Mayo
Av. Triunvirato 4444 – Cap.
(011) 4524-7997
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