Clásica y Moderna reabrió sus puertas luego de 5 años. A esa cuadra de Callao al 800, entre Córdoba y Paraguay, la sentíamos mutilada, incompleta sin el emblemático multi espacio fundado en 1916 por la familia Poblet. Por su escenario pasaron los más grandes artistas argentinos. Cantantes, escritores, poetas, actores y conferencistas siguen vivos en este auténtico templo de la cultura popular porteña.
A quienes hemos crecido en esas mesas y en ese escenario nos impacta profundamente bajar a la librería y no encontrarnos ya con Natu Poblet, allí sentada recomendando obras o comentando el último libro que estaba leyendo. También extrañamos a Paco, su hermano, y a la querida Ana Albarellos. Pero ya lo sabemos… nada es para siempre.
La casa cuenta con un piano de cola bastante nuevo que ha reemplazado al emblemático piano color caoba que, en su momento, fue regalo de Sandro. La iluminación no ha cambiado y sigue siendo mala, tanto en sala como en espacio escénico. Sería interesante revisar ese ítem porque la gente se encandila. Como ha sido siempre, en Clásica se come bien y el lugar sigue intacto con la bella decoración de Ricardo Plant.
Guillermina Gordon se presentó con un repertorio de canciones que la van acompañando por la vida y las comparte con su público en un concierto íntimo y preciso. No bien aparece en escena se percibe en ella algo que le resulta natural. Guillermina tiene el don del magnetismo escénico y, literalmente, no podemos dejar de mirarla.
Bella y vestida de dorado hace gala de su fabulosa capacidad de conexión con el público. Con sonrisa permanente mira a los ojos y no suelta … hace magia y su voz llena el lugar. Tres talentosos y jóvenes músicos, desde la guitarra, el bajo y la batería, no solo acompañan sino que completan la propuesta musical con nivel y creatividad. Mención especial para el guitarrista Fran Riera quien se luce cantando Lately en una versión doble junto a Guillermina.
Gordon abrió con una fusión. Por un lado Corcovado, la obra compuesta en 1960 por Antônio Carlos Jobim, por el otro Libertango, de Astor Piazzolla, estrenada en 1974. Así, acompañada de dos titanes encaró el concierto. La noche siguió en tres idiomas, porque Guillermina es políglota y habla muy bien el portugués y el inglés, lo cual resulta imprescindible a la hora de encarar este repertorio.
Se fueron encadenando títulos como Manía de você, Dindi, Dust in the wind, Moon river y Bésame mucho. Quizás el momento más bello de la noche se alcanzó con Zona de promesas, canción en la que el inmenso Gustavo Cerati nos deja una luz de esperanza encendida para siempre: “Tarda en llegar, y al final, al final hay recompensa …”.
Fue un clásico momento de Clásica y Moderna, colmada de un público que agradeció y aplaudió a su artista. Ella no los defraudó. Martín Roig
Fue el 13 de noviembre de 2024
Clásica y Moderna
Callao 892 – Cap.
(011) 6068-5500
IG Guillermina Gordon
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