CONFITERÍA DEL MOLINO, tesoro arquitectónico

El histórico lugar abrió sus puertas para la Noche de los Museos

Pasaron más de dos décadas del cierre de la histórica Confitería del Molino. Pero una noche sus puertas dieron paso a un centenar de visitantes que pudimos conocer el presente del salón de fiestas y pastelería creada en 1916 por emigrantes italianos, especialistas en la elaboración de pan dulce.

El edificio cuenta con 6 plantas y un total de 12 departamentos. Sin embargo, solo se podía acender al primer piso por una entrada sobre la Avenida Rivadavia. Por allí, antiguamente, recibía la visita de ilustres personalidades de la política y la cultura de nuestra ciudad. La ultima celebridad que visitó la Confitería del Molino fue la cantante Madonna, en marzo de 1996, para grabar un video, durante un descanso en la filmación de Evita.

El salón mantiene su magnificencia, con impactantes columnas de mármol. Pero la pintura de sus techos está muy deteriorada, como también la boiserie y los marcos de madera original. En sus pisos se aprecian varias capas de parquet de distintas calidades, una económica de los años ochenta y por debajo la de roble.

En la planta baja, se trató de representar -muy someramente- el estilo de la confitería, con sus mesas. Sobre algunas paredes se podían ver antiguos mostradores. También había estanterías de cristal con objetos de época: vajilla, bolsas, envoltorios de panes dulces y servilletas.

El edificio fue un referente del estilo Art Nouveau, obra del prolífico arquitecto Francisco Gianotti (constructor también del actual Banco Comafi y de la Galería Güemes, ambos en Buenos Aires). Con una superficie de casi 7000 metros cuadrados, fue vanguardia de la Belle Époque. Desde su cierre varios gobiernos se propusieron recuperarlo sin éxito. Gracias a  la ley de expropiación de 2014, la Cámara de Diputados se embarcó en el proyecto de su restauración, trabajo conjunto del gobierno nacional y porteño.

Su costo y tiempo no están definidos pero ya se han podido solucionar sus problemas de seguridad estructural, las inundaciones de sus subsuelos, las grietas de su fachada y el reacondicionamiento de su vereda. Aun queda mucha labor, recuperar las aspas del molino, puertas, ventanas y 85 metros cuadrados de vitraux. Promenten la apertura de un museo cultural, junto a su bar, pastelería y salones de baile. Quizá la Confitería del Molino vuelva a brillar. Cristian A. Domínguez

Fue el 10 de noviembre de 2018
durante la Noche de los Museos

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