CARLOS GARDEL, un misterio apasionante

Empate tanguero en la discusión sobre su vida, a la manera de un superclásico rioplatense

Hace ochenta y cinco años un avión volaba en llamas y privaba al mundo del tango de su máximo referente. Carlos Gardel moría en Medellín, Colombia, un 24 de junio de 1935, lejos de su Buenos Aires querido. El suceso conmocionó a todo el mundo, hasta al mismísimo Charles Chaplin, que manifestó: “Digan ustedes al público que con Gardel pierdo a uno de mis más simpáticos amigos, que los países sudamericanos no tenían mejor representante que él entre nosotros. En cuanto al arte cinematográfico, se le ha sustraído un cantante destinado a constituir una de las figuras cumbres de la cinematografía”. Nada más ni nada menos que Charlot lamentando a Carlitos.

Siempre se ha dicho que Gardel había nacido en Toulouse, Francia, hijo de Berta Gardés, y que madre e hijo habían emigrado a la Argentina; que Berta trabajó duro para criar sola a su hijo. Es bien sabido el cariño que Gardel le tenía a Berta, y que el Zorzal compró la casa de Jean Jaurés 733 para que ella tuviera que dejar de alquilar. Hoy, esa casa, en plena zona del Abasto, es un museo.

Sin embargo -y siempre hay “peros” que plagan alguna leyenda- los sucesos previos al ascenso al estrellato de Gardel están sumidos en una densa niebla que ni más de ocho décadas han logrado disipar. Así como los eruditos de la Biblia se dirimen entre la tradición elohísta y la yahvista, quienes se ocupan de reconstruir la vida de Gardel se sacan chispas sosteniendo ora la hipótesis francesista, ora la hipótesis uruguayista. El lector curioso podrá indagar por sí mismo los diferentes aspectos sobre una y otra hipótesis, pero en aras de la brevedad, trataremos de resumir ambas.

La hipótesis francesista es la que al parecer ha tenido más aceptación: según esta hipótesis, Charles Romuald Gardes nació en Toulouse el 11 de diciembre de 1890, hijo de madre soltera y padre desconocido -aunque se cree que sería un tal Paul Lasserre- y tres años más tarde Berta y su hijo emigraron a la Argentina. Los que suscriben a esta hipótesis dicen que existe una partida de nacimiento de Toulouse de Charles Romuald Gardes, y que en su testamento ológrafo el Morocho del Abasto manifiesta ser ese su nombre.

Pero acá viene el embrollo. Según la hipótesis uruguayista, Gardel habría nacido en Tacuarembó, Uruguay, para esa misma fecha o con algunos días de diferencia, fuera de un matrimonio legalmente constituido, pero con un ingrediente más escabroso: Carlitos habría sido el fruto de una relación incestuosa entre Carlos Escayola, un coronel uruguayo, y su cuñada María Lelia -hermana de su primera esposa, Clara Oliva- de tan solo 13 años. Martina Iñíguez, escritora y letrista argentina, es quien más defiende esta hipótesis, y ha elaborado lo que sería un “árbol genealógico” de Gardel. Sostiene que Carlos Gardel -uruguayo- y Charles Gardés -francés- son, en realidad, dos personas distintas; este último, en efecto, hijo natural de Berta Gardés, lo cual echaría por tierra la teoría del vínculo maternal de esta con el cantor.

El berenjenal tendría, según Iñíguez, fines espurios, totalmente ajenos a lo artístico. En el sitio El uruguayo Carlos Gardel, Iñíguez escribe: “El testamento ológrafo y la partida de nacimiento de Charles Romuald Gardés, sorpresivamente surgidos después de la muerte del ídolo (…) se convirtieron en mito “oficial”, provocaron el nacimiento de una “biografía”, que de hecho, Gardel jamás tuvo en vida. Hasta ese momento, él había manejado los hilos de su historia, revistiéndola de misterio. Luego de su muerte, ésta dejó de pertenecerle, para ser recreada, en principio, por su aspirante a heredero, Armando Defino” (Defino era el representante de Gardel).

Ambas vertientes defienden sus posturas y aportan pruebas en uno u otro sentido. Quizás, ante las probabilidades de un nacimiento, a ojos de la época, lastimosamente ilegítimo del Mudo, los francesistas prefieren proteger la imagen de Carlitos asignándole un origen menos indigno. Por otro lado, los uruguayistas le achacan a los argentinos que estos se han negado a ceder al requerimiento oriental de realizar pruebas de ADN a los cuerpos de Gardel y de Berta, ambos descansando en el cementerio de la Chacarita.

¿Será que aplicando el principio de la navaja de Ockham se logre desentrañar tanto misterio: que la teoría más sencilla sea, posiblemente, más correcta que la compleja? Con los adelantos científicos últimos, una simple prueba de ADN ayudaría a aclarar los tantos. En 2014, se publicó en un medio uruguayo que un sobrino bisnieto de Gardel estaba recaudando dinero para una prueba de ADN. No es el único reclamo: François Lasserre, nieto del padre presunto de Gardel, también solicitó ayuda para aclarar de una vez por todas la filiación del Zorzal.

Argentina vs. Uruguay – Uruguay vs. Argentina. Dos países separados por un charco –el Río de la Plata- y también, así las cosas, por una disputa filiatoria sobre el mayor exponente de la canción porteña y quien todavía hoy sigue despertando la admiración de muchos en distintas partes del globo. Como botón de muestra, el maestro Zubin Mehta suele incluir la versión orquestal de Por una cabeza -tango de total autoría de Gardel- como bis al final de sus conciertos.

Tal la pasión que despierta un morocho que, según dicen los entendidos, “cada día canta mejor” y cuyo origen se disputan tanto argentos como yoruguas. Por ahora, este superclásico del tango está empatado, y el Bronce que sonríe mira divertido, con un cigarrillo en la mano, acaso esperando un eventual desempate. Viviana Aubele

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CARLOS GARDEL, un misterio apasionante
TANGO BAR u00faltimo film de Carlos Gardel

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