Ella aprieta un muñeco contra su pecho. No, no es un muñeco. Es su hijo. Así lo siente Yerma. Así lo siente Georgina Rey. Así expresa hondamente el drama de la mujer que desde su nombre sabe su castigo. También el drama de una época de represiones, de imposiciones, de obligaciones, de sufrimientos. Es la desdicha de aceptar los valores morales de una sociedad y una cultura donde ciertas conductas eran muy mal vistas, y ni siquiera el marido era elegido por amor sino por designio. Tampoco le dará el ansiado hijo.
El estupendo trabajo actoral transmite todo lo que el personaje vive, con silencios muy expresivos, miradas convincentes, elocuente movimiento corporal y naturales estallidos catárticos ante una vida que no comprende el porqué del padecimiento. La desventura de una mujer con principios tradicionales y estricta educación, que terminará en el drama consabido, es llevada lacónica y convincentemente por la actriz.
El bellamente trágico texto de García Lorca ha sido adaptado convenientemente, sin grandes variaciones en la esencia, para escuchar sólo a Yerma y, sin embargo, entender lo que ha dicho su hermético marido. La presentación ha sido realizada con mínimos recursos de estético goce, utilizando una creativa iluminación como protagonista, y depositando en el rosal del título –mientras estruja las flores- la angustia, el desconsuelo y la exasperación que la llevarán a la fatal decisión. Martin Wullich
Se dio hasta fin de 2010
Patio de Actores
Lerma 568 – Cap.
(011) 4772-9732
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