Ya pasó – Actúan: Jesica Biancotto, Miguel Bosco, Martín Fumiato, Guillermo Peñalves – Vestuario: Ramiro Sorrequieta – Escenografía: Cristian Grignolio – Objetos: Martín Eumiato – Música: Diego Tamburri – Iluminación: Diego Quilici – Dramaturgia: Matías Martínez – Dirección: Carolina Hall
En el inicio de Ya pasó se destaca un muñeco exánime en el suelo, mientras se escuchan algunas referencias dispersas a Hamlet, que ya no está, que ya ha pasado. Por fortuna hay subtítulos, porque la música tapa el sentido de lo que dicen las voces. Además esos textos nos aportan algunas referencias importantes. Por ejemplo, que el primer personaje que aparece en escena es “la mujer que quisiera ser Ofelia”. Más tarde entran otros tres sujetos; entre ellos está “el hombre que quisiera ser Hamlet”.
En los primeros minutos no sabemos si vamos a asistir a una obra de teatro o a una performance coreográfica, pero en cualquier caso la música, la escenografía y las luces nos seducen. Allí está también “el hombre que quisiera ser Fortimbras”, el príncipe noruego que busca vengar la muerte de su padre y recobrar sus tierras, y que sin embargo llegará a la corte danesa después del baño de sangre con el cual concluye la obra; a Hamlet nos referimos. Pero no nos adelantemos. Porque además aquí estamos ante otra obra.
Es necesario, no obstante, que el espectador conozca algo del título de Shakespeare para que pueda comprender de qué va aquí el asunto. El muñeco en el piso es Polonio, padre de Laertes y Ofelia. Ha sido asesinado por Hamlet cuando, oculto detrás de un cortinado, fue confundido con el rey Claudio. La espada ha sido hundida -dato significativo- mientras el príncipe declaraba estar matando a un ratón, lo cual da pie al monólogo.
Luego seguirá la insinuación de un teatro dentro del teatro, que pone al dramaturgo en el rol de personaje, y a los personajes en el papel de testigos de la propia ficción, y al espectador en el lugar de ser interpelados. ¿Es necesario seguir representando Hamlet? ¿No será tiempo de ir más allá de “esa ruina que nunca termina de derrumbarse”? La propuesta es en cierto sentido arrogante, pero está muy bien planteada, desde donde se la considere.
Luego las historias se entreveran. Porque hay historias que podrían haber sido contadas de otra manera, o que todavía pueden serlo. De esto se trata el concepto mismo de variaciones. Y este trabajo de Matías Martínez y Carolina Hall es precisamente eso: una serie de variaciones sobre el Hamlet de Shakespeare, con momentos brillantes y otros que tal vez -sólo tal vez- a algún espectador le parezcan discutibles. En todo caso, esto también es algo típico de las variaciones.
Pero hay que entender algo: esto no es Hamlet. La mujer que quiere ser Ofelia, no es Ofelia; el hombre que quiere ser Hamlet, no es Hamlet; y el hombre que quisiera ser Fortimbras, no es Fortimbras. Tampoco nadie aquí es Juan Moreira. Ni Shakespeare. Pero al mismo tiempo todos quisiéramos ser alguien que en definitiva no somos. Todos vamos por la vida preguntándonos acerca de nuestra verdadera identidad. El resto son intentos, bienvenidos intentos y búsquedas, añoranzas de algo que quizás fue, pero ya pasó.
Tal vez el mejor comentario sobre Ya pasó, realizada en la provincia de Santa Fe con la colaboración del Instituto Nacional del Teatro, es el que dejó uno de los espectadores en el canal del Teatro Cervantes Online, que es donde puede verse este trabajo. El comentario en cuestión dice, textualmente: “¡No entendí una bosta, pero me encantó! ¡Me conmovió!” Quizás no se pueda esperar un elogio mejor. Germán A. Serain
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