Apoyados por un cuarteto familiar que cuenta las vicisitudes de un viaje por el mundo, la Camerata Bariloche pone el sello acorde al lugar que visitan. En ese periplo no solo entra la música clásica o de diferentes épocas, sino otros ritmos y melodías en general muy conocidas. El espectáculo forma parte del ciclo Vamos a la música que la Fundación Konex realiza desde hace 24 temporadas, junto con Vamos al Ballet, Vamos a la ópera y otros similares.
El completísimo programa de mano es ya un clásico de estos ciclos, con gran cantidad de información no solo inherente al espectáculo, sino a la música en general, como la descripción de los principales instrumentos de una orquesta, datos de los compositores y las piezas que se interpretan, los términos musicales más usados y hasta un lugar para los autógrafos que los artistas darán en el foyer, con la posibilidad de conocerlos.
Una pantalla proyecta fotos de los lugares recorridos, con graciosísimas y creativas animaciones. Quizás debieron haber informado en la pantalla de qué lugares se trata, pues hay muchos no tan conocidos y sería muy ilustrativo. En otros aparecen edificios muy vistos, comenzando por el Planetario o el Obelisco, en el caso de nuestro país, representado por Libertango, de Piazzolla. Siguen La Primavera de Vivaldi (Italia), Una pequeña música nocturna de Mozart (Austria), la 5ta. Sinfonía de Beethoven (Alemania), el Vals del Minuto de Chopin (Polonia) o el de la Serenata para cuerdas de Tchaicovsky, sin dejar de lado lo lírico con la Habanera de la ópera Carmen de Bizet (Francia) y hasta The Beatles para adentrarnos en Inglaterra.
Algunos divertidos guiños en lugares donde los conocedores hubieran buscado mucho para encontrar un compositor célebre, como Sudáfrica, fueron representados con el famoso Pata Pata de Miriam Makeba. Aprovechando esta circunstancia, también aparecen Aquarela do Brasil, Allá en el rancho grande y Guantanamera, entre tantos otros.
La performance de la Camerata Bariloche es brillante e indiscutiblemente gozosa cuando de adaptaciones de temas populares se trata. El grupo familiar se comporta parejamente, bajo el ala de Héctor Presa que ha dirigido con su habitual prestancia y oficio. Mención aparte merecen Santiago Bürgi, quien se luce brillantemente en el canto lírico y desempeña un muy buen papel como padre y comandante en el viaje, y su hijo varón, personificado por Mauricio Vila, quien hace gala de una notable gracia y simpatía puestas al servicio del histrionismo, el canto y el baile. Martin Wullich
Se dio hasta mediados 2014
Teatro Coliseo
M. T. de Alvear 1125 – Cap.
(011) 4814-3056
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