Intérpretes: Nicolás Sánchez Bongiovanni, Omar Carrión, Haydeé Dabusti, Anabella Carnevali, Natalia Quiroga Romero, Hugo Negrete Blanco, Alejandro Schijman, Gustavo Vita, Andrés Maffei, Valentín Delauro, Lucas Delfino – Vestuario: Mariela Daga – Máscaras: Nuria Alarcón – Iluminación: Fernando Micucci – Dirección del coro Orfeón San Ignacio: Víctor Betinotti – Puesta en escena: Lizzie Waisse – Dirección musical: Ronaldo Rosa
Montar una ópera resulta siempre un desafío importante, debido a la complejidad de la tarea y los altos costos que involucra. Si se cuenta con un respaldo financiero adecuado, queda por resolver la cuestión meramente artística. De lo contrario, se necesita además cierta inteligencia que posibilite resolver la producción con menos, sin afectar por ello la calidad de la presentación. A este último objetivo parece haber apuntado Melodramma, asociación dirigida por Ronaldo Rosa De Scalzo, a la hora de elaborar su puesta de Un ballo in maschera.
Esta historia de amistades, traiciones, amores prohibidos y conspiraciones políticas está inspirada en un hecho histórico real, el asesinato del rey Gustavo III de Suecia, quien recibió un disparo en 1792, durante un baile de máscaras, y falleció tras una agonía de casi dos semanas. La ópera de Verdi, estrenada en Roma en 1859, contaba con el antecedente de al menos dos trabajos previos sobre el mismo tema de otros compositores: Daniel-François Auber (Gustave III o El baile de máscaras, 1833) y Saverio Mercadante (Il reggente, 1843). Pero el libreto de Antonio Somma utilizado por Verdi, basado a su vez en los textos previos de Eugène Scribe y Saverio Mercadante escritos para esas otras óperas, no pretende ser históricamente fiel.
Aquí el eje de la historia no es tanto el complot político, como el amor prohibido que el gobernador Riccardo profesa por Amelia, casada con su gran amigo Renato, quien debe proteger su vida ante la conspiración que se gesta. Una hechicera llamada Ulrica vaticinará el magnicidio, pero el gobernador desestimará la advertencia, convencido de que su mejor amigo jamás levantaría la mano en su contra. Por supuesto, Riccardo desestima la posibilidad de que Renato se entere de su prohibida pasión, así como el terrible poder de los celos.
La puesta a la que asistimos, responsabilidad de Lizzie Waisse, nos pareció excelente, realizada con recursos escenográficos mínimos. Fueron suficientes unos pocos muebles de fácil traslado, un astuto manejo de los cortinados, un fondo luminoso y algunos accesorios muy simples, tales como un caldero, una araña colgante para representar el salón del baile o tres sencillas cuerdas dispuestas como horcas para establecer el campo donde se alzan los patíbulos. El resto se logró a través de un vestuario muy bien trabajado, máscaras incluidas, un trabajo de iluminación impecable y un excelente planteo coreográfico que determinó, por ejemplo, que el personaje de Oscar, muy bien interpretado por Natalia Quiroga Romero, estuviese todo el tiempo acompañado por un alter ego idéntico en vestuario y contextura física, corporizado por la bailarina Marcela Ostapchuc, redimensionando de este modo el personaje.
Los protagonistas vocales fueron en general muy buenos, particularmente Omar Carrión en el rol de Renato y Haydeé Dabusti como Amelia, aunque también cumplió un papel destacado Anabella Carnevali como la hechicera. Un muy buen descubrimiento fue el del tenor Nicolás Sánchez Bongiovanni cubriendo el personaje de Riccardo, con una voz potente y sana, si bien su canto sonó por momentos demasiado abierto. La labor del Orfeón San Ignacio, dirigido por Victor Betinotti, nos pareció aceptable, así como muy bueno el trabajo orquestal logrado con la dirección de Ronaldo Rosa.
En resumidas cuentas, un espectáculo muy digno de ver y de escuchar. Sólo lamentamos el escaso público que se hizo presente en la función a la cual asistimos. Germán A. Serain
Fue el 22 de septiembre de 2017
Teatro Avenida
Av. de Mayo 1222 – Cap.
(011) 4381-0662
melodramma-ars.com
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