TURANDOT, inconclusa y épica

Una excelente puesta de la ópera póstuma de Puccini

Turandot (Giacomo Puccini) – Intérpretes: Svetlana Volosenko, Justo Rodríguez Sánchez, Ivana Ledesma, Felipe Cudina Begovic, Fernando Grassi, Jerónimo Vargas Gómez, Pablo Urban, Norberto Lara, Walter Aón – Vestuario: María Jaunarena – Escenografía: Ana D’Anna, Constanza Pérez Maurice – Iluminación: Gonzalo Córdova – Dirección musical: Antonio María Russo – Dirección escénica: Ana D’Anna

La seducción tiene muchas vertientes, lo mismo que el amor. Hay quienes se sienten seducidos cuando enfrentan un gran peligro, por ejemplo. Hay quienes son capaces de morir por amor, y también hay quienes están dispuestos a matar con tal de no correr el riesgo de entregarse a las redes de Cupido. Todo esto aparece en los personajes de Turandot, la última ópera de Giacomo Puccini, con libreto en italiano de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Es una ópera inconclusa que, tras la muerte del compositor, fue completada por Franco Alfano, a pesar de que Puccini había dispuesto que dicho trabajo lo asumiera Riccardo Zandonai.

Puccini comenzó a trabajar en Turandot en marzo de 1920. Cuatro años más tarde había completado buena parte de la ópera, pero a fines de 1924 falleció a causa de un cáncer de garganta, dejando apenas algunos esbozos de lo que faltaba. Su hijo Tonio fue quien dispuso que Alfano completase lo que había quedado inconcluso. En el estreno de la obra, que fue en La Scala de Milán el 25 de abril de 1926, Arturo Toscanini sentó un precedente: dispuso que el telón bajara en el preciso punto hasta el cual Puccini había llegado a concluir su trabajo, es decir justo luego de la muerte de Liù. Allí, en la mitad del acto tercero, la orquesta se detuvo, Toscanini se volvió hacia el público y dijo: «Qui il Maestro finí» («Aquí terminó el maestro»). Las representaciones posteriores sí incluyeron el final compuesto por Alfano.

Existen varios finales alternativos, entre ellos el que escribió Luciano Berio. En cualquier caso, para Puccini el gran obstáculo radicaba en la necesaria transformación de Turandot, de princesa distante y fría a mujer enamorada. Puccini decía que el dueto de Turandot y Calaf debía ser el punto culminante de la ópera, que allí el amor debía aparecer “como un bólido luminoso en medio del clamor del pueblo”. Pero esto quedó en borradores, y el punto culminante -al menos en cuanto a clamor del público se refiere- quedó instalado en el famosísimo Nessun dorma, donde el protagonista masculino declara su intención de hacer triunfar su pasión por sobre la reticencia de la cruel princesa.

Por supuesto, todo depende desde dónde se lo mire, pues el aria también anticipa la sentencia de muerte para la joven Liù, víctima de su amor hacia Calaf, quien en definitiva no hará nada por salvarla. En verdad Liù bien podría ser considerada la verdadera heroína de esta ópera, en lugar de la inconmovible princesa de Turán. Sobre todo si diésemos por finalizada la obra en el mismo lugar que consideró Toscanini.

Absolutamente maravillosa y renovadora, por momentos incluso épica, en verdad Turandot es algo así como dos óperas en una. Con la muerte de Liù termina una de ellas y en cierto sentido también mueren Puccini y la ópera dramática italiana. Lo que sigue está en otro nivel, incluso cuando sobre el final retorne la melodía del Nessun Dorma, ahora a cargo del coro. En la presente puesta de Juventus Lyrica la cuestión se resuelve formidablemente, marcando de un modo inequívoco el límite entre Puccini y Alfano, de un modo respetuoso para ambos y dramáticamente adecuado.

Si bien la versión presentada por la asociación de ópera fue una reducción, dado que los recursos completos previstos por Puccini difícilmente podrían ser integrados a una sala como la del Teatro Avenida, no hubo nada que extrañar: la puesta fue sencillamente notable, tanto en lo escenográfico, en los vestuarios y la caracterización de los personajes, la iluminación, y también en lo musical. La orquesta y el coro de Juventus Lyrica, dirigidos en la ocasión por Antonio María Russo, fueron impecables.

En la primera función, a la que asistimos, se destacó la labor del Calaf de Justo Rodríguez Sánchez, acompañado por una muy buena Turandot a cargo de Svetlana Volosenko. También brilló el trío de Ping, Pong y Pang, a cargo de Fernando Grassi, Jerónimo Vargas Gómez y Pablo Urban, aunque los mayores aplausos se los llevó, muy merecidamente, la Liù de Ivana Ledesma, convertida en la verdadera heroína de la noche.

En tanto, nuestro compañero Martin Wullich, que vió la función del 3 de septiembre, con otro elenco,  destacó el estupendo trabajo de Marcelo Gómez como Calaf, e Ivana Polverini en el papel de Liù. En su conjunto, la obra supone una enorme labor de Juventus Lyrica, que merece nuestras más calurosas felicitaciones.  Germán A. Serain

TURANDOT - Juventus Lyrica 2017 - martinwullich.com

Fue el 1 de septiembre de 2017
Teatro Avenida
Av. de Mayo 1222 – Cap.
(011) 4381-0662

juventuslyrica.org.ar

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