Suspiros – Actúan: Catalina Auge, Ana Gimenez, Victoria Marroquin, Luz Palazón, Lili Popovich, Andrea Strenitz y Elvira Villarino – Autores: Julio Chávez, Santiago Loza y Camila Mansilla – Escenografía: Mariana Tirantte – Iluminación: Matías Sendón y Ricardo Sica – Música: Diego Vainer – Dirección: Julio Chávez
Siempre solas, sin que nadie comprenda sus sufrimientos, tal como suena en la música de inicio a esta hermética tragedia, así son estas mujeres. Con un lenguaje directo, no exento de vulgaridad, donde se mezclan envidias, quejas, impaciencias, conviven temporalmente en un pequeño y desordenado departamento. El parejo elenco de Suspiros –con particular brillo de Andrea Strenitz, Catalina Augé y Luz Palazón– es muy elocuente a la hora de definir cada personaje, con una puesta en escena que genera el agobio y el encierro de quienes han venido de Tandil al casamiento del hijo de una de ellas, un casamiento al que quizás nunca lleguen.
En tres oportunidades se aclara que la historia es contada en base a fragmentos de aquella noche. Es la noche en que siete mujeres aparecieron muertas, aparentemente envenenadas por una emanación de anhídrido carbónico. Esos recuerdos dan pautas de sus variopintas personalidades, de sus intereses, de sus esperanzas y desesperanzas. Hay una madre y una hija que se endilgan de todo. La primera la tilda de canchera y le recrimina hasta la temperatura del agua que le trae. La segunda le cuestiona el porqué de ir a la boda y reacciona con ira ante sus recriminaciones. También hay consejos sexuales. Otra piensa en el vestuario y en los invitados que irán, mientras -moviéndose con muletas- habla de su facilidad para brotarse. Otra prefiere dormir y asegura que aun tiene leche para amamantar. Otra protesta contra la vida y afirma que la culpa de todo la tienen los psiquiatras, mientras se rasca la cabeza con una aguja de tejer. Otra quiere jugar a la Escoba de 15 y anda en pantuflas abrigada con un tapado de piel.
Momentos de franco humor tamizan el drama y las situaciones vividas, no siempre muy claras en el derrotero final. Entre tanto, se oye un misterioso soplido que podría ser el escape mortal, o no. Julio Chávez, junto a Santiago Loza y Camila Mansilla, deja mucho librado a la imaginación del espectador, quizás demasiado. Martin Wullich
Suspiros
se dio hasta fin 2012
Teatro El camarín de las musas
Mario Bravo 960 – Cap.
(011) 4862-0655
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