RIGOLETTO, perfección en la decadencia

Magistral última función del clásico verdiano en un espacio que no está a la altura

Rigoletto Música: Giuseppe Verdi – Libreto: Francisco Maria Piave (basado en El rey se divierte, de Víctor Hugo) – Elenco: Marcelo Iglesias Reynes, Paula Alba, Cristian Karim Taleb, Claudio Rotella, Bibiana Fischy, Sol Risé, Juan Feico, Nando Dip, Ignacio Bellini, Vanina De Bonis, Emiliano Rodríguez, Sofía Verna, Roberto Occhiuzzi, Rocío Rudoy, Tamara Pirillo – Orquesta: Jóvenes Talentos de Buenos Aires – Dirección musical: Facundo Sacco –  Dirección de coro: Juan Feico – Régie: Leandro Sosa

Sin duda, no existiría Rigoletto sin un bajo que se ponga al hombro, vocal y actoralmente, el papel del desdichado bufón jorobado, cuyas malas acciones signaron la suerte de la infortunada Gilda, su única hija y la razón de su vida. No existiría Rigoletto sin un tenor que haga creíble al desvergonzado Duque de Mantua. Tampoco existiría Rigoletto sin una soprano que convenza al público de la pureza de su alma pese a haber nacido en cuna tan innoble, o que un sicario sin escrúpulos le ofrezca al bufón sacar del medio al duque.

Precisamente esto fue lo que se vio en el Teatro IFT en la segunda y última función del reestreno de Rigoletto, con régie de Leandro Sosa y producción de la compañía Celebrarte Música, meses después de su estreno en diciembre pasado. Marcelo Iglesias Reynes cargó no solo con la joroba del desdichado bufón, sino con la responsabilidad de llevar el rol principal; tarea que realizó de manera soberbia y, por supuesto, cosechó nutridos aplausos. A la par estuvo Paula Alba como Gilda, convincente por partida doble: conforme avanzaba la obra, su cualidad vocal se iba afianzando, y su desplazamiento en el escenario fue aceitado y prolijo.

El rol del Duque de Mantua lo cubrió de manera impecable Cristian Karim Taleb, con potencia en su voz, y sustancia en la personificación del noble no tan noble. Es de destacar la impresionante labor del siempre eficaz Claudio Rotella como Sparafuccile. Se trató de una producción cuidada, evidentemente hecha con mucho amor y mucha pasión, donde todos y cada uno de los artistas en el escenario pusieron lo mejor de sí. El mapping que sirvió de escenografía estuvo muy bien realizado, y la orquesta tuvo una encomiable labor.

Sin embargo, hay que mencionar que el nivel de la sala no estuvo a la altura de una producción tan bien lograda. Lamentablemente, el IFT viene decayendo en muchos sentidos, sea por la razón que fuere. Por empezar, como sucedió en la anterior puesta, en varias partes de la obra las voces de los cantantes se perdían. El estado de la sala deja mucho que desear, las butacas son incómodas, las paredes de la sala piden a gritos una mano de pintura (como mínimo), el foyer parece cualquier cosa menos la sala de entrada a un teatro. Por todo ticket se entrega un número de esos que se dan para los turnos en una farmacia o en una oficina de un organismo del estado.

Es una verdadera lástima, ya que más allá de la garra y el profesionalismo puesto por todo el equipo de Celebrarte Música, la orquesta y el coro, el teatro debería haber acompañado  ofreciendo un lugar donde el espectador pueda sentirse a gusto y apreciar mejor un género que, por lo visto, no ha perdido vigencia y que sigue atrayendo público de todas las edades. Así y todo, la condición poco feliz de la sala no fue en desmedro de una producción de ópera independiente de altísima calidad. Viviana Aubele

Fue el 21 de mayo de 2022
Teatro IFT
Boulogne Sur Mer 549 – Cap.
Leandro Sosa en Alternativa
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