Desde el arrogante impacto de un ¡Shock! desinhibido, se ganó la piadosa o despiadada contingencia del fragor y el profano sacramento de convertirse -demasiado impunemente- en “diva“. Ahora, desahogándose en el ritual de un escenario, Susana Giménez enfrenta el clamor como un derecho adquirido y se suma a la voluptuosidad de un espectáculo diagramado a su medida, para que nada interrumpa su romance con el mito, la cábala, la suerte, o cualquiera de las otras peripecias del destino.
Signada por algún aparatoso oráculo se complicita a mano y a contramano con una existencia que le es cantadamente adicta, y que la libera de algún “otro yo“ que no cumpla con las sacrosantas leyes de definir una Susana distinta de esta Susana, que un público exuberante aplaude de pie noche a noche, como respuesta a una indeclinable profecía. Resulta difícil despojarse del popular arrobamiento que exuda la figura de “la Giménez”, para afiliarla a una crítica que no lacere la inexorable sensibilidad de sus innumerables fans.
Por suerte –y gracias a la acción providencial de todos los duendes de la liturgia escénica-, Piel de Judas puede ser juzgada sin que nadie corra el peligro de morir ahogado en su propia y aventurada osadía. Un elenco propicio y entregado rodea a una Susana que –como siempre- se da el lujo de recibirse de sí misma sin exámenes previos y hasta con la total posibilidad de convencer, persuadir y conmover contando simple y llanamente con su propia e inapelable condición.
Así, bajo el impacto de una escenografía impresionante, deambulan con singular prestancia Antonio Grimau, Mónica Antonópulos y Alberto Fernández de Rosa, decorosa y entusiastamente secundados por David Masajnik, Marcelo Serre y Goli Turilli. Y, como no podía ser de otro modo, el instinto creativo y recreativo de Arturo Puig en la dirección le adosa, virtual y sensitivamente, su imponderable ración de espectacularidad.
En suma, a 22 años de su última presentación teatral, los dioses y semidioses de la escena siguen apostando -sin reservas- a Susana Giménez, a su incuestionable y secular histrionismo. Norma Dumas
Miércoles a domingo
Teatro Lola Membrives
Av. Corrientes 1280 – Cap.
(011) 4381-0076
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