PIEL DE JUDAS, el sino de una diva

Susana Giménez consigue meterse en la piel del título sin huir de sí misma, como una concesión del magnánimo instinto de esta vida

PIEL DE JUDAS, el sino de una diva
Actúan: Mónica Antonópulos, Alberto Fernández de Rosa, Susana Gimenez, Antonio Grimau, David Masajnik, Marcelo Serre y Goly Turilli – Escenografía: Alberto Negrín – Autores:  Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy – Dirección: Arturo Puig

Desde el arrogante impacto de un ¡Shock! desinhibido, se ganó la piadosa o despiadada contingencia del fragor y el profano sacramento de convertirse -demasiado impunemente- en “diva“. Ahora, desahogándose en el ritual de un escenario, Susana Giménez enfrenta el clamor como un derecho adquirido y se suma a la voluptuosidad de un espectáculo diagramado a su medida, para que nada interrumpa su romance con el mito, la cábala, la suerte, o cualquiera de las otras peripecias del destino.

Signada por algún aparatoso oráculo se complicita a mano y a contramano con una existencia que le es cantadamente adicta, y que la libera de algún “otro yo“ que no cumpla con las sacrosantas leyes de definir una Susana distinta de esta Susana, que un público exuberante aplaude de pie noche a noche, como respuesta a una indeclinable profecía. Resulta difícil despojarse del popular arrobamiento que exuda la figura de “la Giménez”, para afiliarla a una crítica que no lacere la inexorable sensibilidad de sus innumerables fans.

Por suerte –y gracias a la acción providencial de todos los duendes de la liturgia escénica-, Piel de Judas puede ser juzgada sin que nadie corra el peligro de morir ahogado en su propia y aventurada osadía. Un elenco propicio y entregado rodea a una Susana que –como siempre- se da el lujo de recibirse de sí misma sin exámenes previos y hasta con la total posibilidad de convencer, persuadir y conmover contando simple y llanamente con su propia e inapelable condición.

Así, bajo el impacto de una escenografía impresionante, deambulan con singular prestancia Antonio Grimau, Mónica Antonópulos y Alberto Fernández de Rosa, decorosa y entusiastamente secundados por David Masajnik, Marcelo Serre y Goli Turilli. Y, como no podía ser de otro modo, el instinto creativo y recreativo de Arturo Puig en la dirección le adosa, virtual y sensitivamente, su imponderable ración de espectacularidad.

En suma, a 22 años de su última presentación teatral, los dioses y semidioses de la escena siguen apostando -sin reservas- a Susana Giménez, a su incuestionable y secular histrionismo. Norma Dumas

Miércoles a domingo
Teatro Lola Membrives
Av. Corrientes 1280 – Cap.
(011) 4381-0076

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