Dirige la Escuela Shakespeare Argentina, Próspero Producciones, la Fundación Romeo, el Festival Shakespeare Buenos Aires y el Festival Beckett Buenos Aires. Tras el exitoso cierre de la 5ª edición del Festival Shakespeare el pasado 28 de febrero, Patricio Orozco cuenta cuáles son algunas de sus motivaciones, sus mecanismos de trabajo y su forma de abordar al dramaturgo inglés.
El origen de una pasión
-Desde que comencé a estudiar en el taller de Agustín Alezzo, la presencia de Shakespeare siempre sobrevoló las clases. Como estudiante de actuación lo he visto en todos los talleres en que participé. Augusto Fernándes fue otro gran maestro que lo trabajó en su taller de dirección. Años más tarde, pude juntar unos ahorros y viajar a Stratford-upon-Avon para estudiar en la Royal Shakespeare Company y recibir la tradición inglesa que tiene más de 400 años. Pero siempre he sido muy autodidacta. Con respecto a Beckett, fueron Felisa Yeni y Javier Daulte los primeros que “me lo presentaron”, y fue un amor a primera leída. La producción de los festivales está directamente relacionada con mi intención de tener una cita anual obligada con estos autores, con vivir inmerso en el mundo que proponen, conociendo nuevos artistas, revisando una y otra vez su obra, estudiando y proponiendo mis puntos de vista. Es muy enriquecedor.
Volver al teatro popular
-En cuanto a los modelos, me gusta el espíritu popular que tienen los festivales en los parques, como el de Nueva York o el de Regent’s Park en Londres, pero el diseño de mis festivales tiene siempre en cuenta nuestra idiosincrasia y el objetivo de divulgar la obra tanto de Beckett como de Shakespeare; de ahí las actividades como caminatas o bicicleteadas shakespeareanas que son únicas en el mundo.
Convocatoria y propuestas del Festival Shakespeare año a año
-El Festival cuenta con un jurado que selecciona las obras que participan. Yo convoco todos los años a personalidades que creo que en su conjunto pueden evaluar con diferentes puntos de vista a los proyectos que se presentan. Los proyectos que se presentaron año a año se fueron duplicando: pasamos de 10 proyectos en el primer festival a tener más de 150 este último año.
-Las actividades nuevas que se van incorporando son fruto de meses de trabajo y gestión de la producción. Las ideas para integrarlas muchas veces vienen de la observación de cómo el público reacciona frente a determinado estímulo -convocatoria, texto, sede-, en fin, surgen siempre de mirar la reacción del público y de adivinar sus necesidades.
Shakespeare revisited: el enfoque sobre la obra del dramaturgo
-Considero que no soy quién para decirle a otra persona cómo tiene que hacer un Shakespeare; todo lo contrario, siempre voy a estar a favor de que Shakespeare sea popular, que el público se lo apropie, lo sienta cercano y tenga la motivación de pensar y trabajar libremente y sin prejuicios. Trabajo las traducciones desde el idioma original, pero nunca he hecho una producción en inglés. Siempre prefiero trabajar con la versión fiel a la original, con algunos guiños a la realidad actual. He versionado obras para que puedan ajustarse a los tiempos de una platea cada vez más impaciente, pero siempre manteniendo el espíritu del 1600.
-En 2013 comencé con el proyecto del Teatro Shakespeare, un teatro que evoca los teatros isabelinos y que está construido con una estructura tubular que permite moverlo de parque en parque. Mi intención es devolver a Shakespeare a un ámbito parecido al que él usaba para estrenar sus textos: bien popular, con actores y público de pie mirándose a la cara, con diálogos permanentes con el público. Los textos de Shakespeare toman una nueva dimensión en este tipo de teatros.
Nuevos proyectos de Patricio Orozco como director
-Shakespeare: el autor de las palabras; Beckett: el autor de los silencios. Con eso ya me doy por satisfecho. Siempre tengo proyectos, me gustan mucho algunas obras que se han estrenado en Europa recientemente y espero poder traerlas a Buenos Aires.
Algunos de los hitos de la edición 2015 del Festival Shakespeare fueron la visita del célebre actor inglés Michael Pennington, quien deleitó al público aficionado con su unipersonal Sweet William, y la lectura de un fragmento de Venus y Adonis por Norma Aleandro, ícono de la escena porteña. La programación volvió a incluir algunas nuevas producciones argentinas y una uruguaya sobre obras o versiones de Shakespeare, recitado de textos con música renacentista, proyección de películas y las ya clásicas caminatas y bicicleteadas shakespearianas.
Como complemento del marcado corte popular del Festival, este año se incluyó una sección académica junto al IES en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández” y el Centro Cultural de la Cooperación, con conferencias y paneles académicos de la Asociación Latinoamericana William Shakespeare. Asimismo, la labor de la Fundación Romeo fue decisiva, mediante el establecimiento de las sedes Villa 20 y Ciudad Oculta, como parte del programa educativo anual “Shakespeare para todos”. Patricio Orozco dirige este evento, clave para la movida cultural porteña, desde hace cinco años, con acceso gratuito. Ahora el Festival cuenta con su primera edición en Uruguay y sigue creciendo y tomando nuevos rumbos. Carolina Piola
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