Expectativa por doquier generó la nueva proyección de Metrópolis, film de 1927 del expresionista alemán Fritz Lang, a tal punto que el teatro estaba tan lleno como cuando se produce la visita de un célebre director o una famosa diva de la ópera. El escenario mostraba la pantalla y los instrumentos y equipos del Ensamble BCN216 de España, para el que Xavier Bordelais realizó el diseño sonoro. Un cerrado aplauso recibió a Martín Matalón, quien desde el podio aguardó el momento de las primeras imágenes, luego de los créditos, para marcar los tempos con su batuta. Entonces comenzaron sonidos muy electrónicos, muy amplificados también, generando el clima propicio para esta ciudad futurista propiedad de Herr Fredersen.
Es indudable que el mensaje del célebre film lo ha hecho perdurar y mantener su vigencia a través de décadas. También es cierto que varios compositores se han tomado la licencia de ponerle música de acuerdo a lo que sus maravillosas imágenes les han inspirado. Sólo en el sitio de Internet de You Tube se pueden encontrar versiones completas, incompletas, fragmentos, trailers y músicas variopintas, a las cuales agregaré un par de minutos de lo vivido esta noche, según la versión de nuestro compositor. Lo más importante es que hemos visto, finalmente, el film Metrópolis completo, y que esos metros históricos de película faltante, casi una media hora, se encontraron -durante 2008- en nuestro Museo del Cine, lo que permitió reconstituirla tal como era en 1927. Hay algunos de esos momentos que son fundamentales para el cabal entendimiento del film, y el resto son puramente estéticos.
Los sonidos y los climas creados por Martín Matalón para Metrópolis son sumamente originales y demuestran cómo su música creada en el siglo XXI encastra perfectamente en la visión que imaginó Fritz Lang hace más de 80 años. Los diferentes momentos musicales, marcados por cada escena, condicen a la perfección -y muy libremente- con el suspenso generado por la atrapante historia. Quizás se le podría endilgar a Matalón cierta falta de romanticismo en los momentos románticos, tal cual estamos acostumbrados a sentir cuando de prodigar amor se trata. Sin embargo, su visión es muy respetable y es en todo caso tan subjetiva como individuos existen. En todo caso, ha logrado algo notablemente incidental con estilos diferentes que recrean mundos distintos y remedan sonidos que oscilan entre lo oriental, lo percusivo y hasta el jazz, logrando un color musical único, para un film que permite también una importante cantidad de lecturas. Martin Wullich
Fue el 23 de octubre de 2013
Teatro Colón
Libertad 651 – Cap.
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