En la constelación de la narrativa contemporánea estadounidense, Joyce Carol Oates sobresale por su prolífica obra, repartida en novelas, relatos breves, poesía, ensayos y obras de teatro presentadas a lo largo de cuatro décadas. Es una de las firmes candidatas al premio Nobel de Literatura, por su estilo de realismo psicológico que la ha alineado con el trabajo de William Faulkner. Uno siente cierta inquietud al adentrarse en el relato de sus cuentos, cuidadosamente compuestos y ambientados en una atmósfera de creciente incertidumbre. En Mágico, sombrío, impenetrable, Oates continúa retratando a la sociedad de su América contemporánea.
A lo largo de trece cuentos la vivisección se centra en la relación que repentinamente une a dos personas en alguna situación de emergencia. Aunque el relato roce la tragedia, la autora se detiene en los detalles de gracia e ironía, notas que va intercalando como si el trabajo literario tuviese un acabado con cualidades musicales. En estas historias la gente se encuentra amarrada entre sí y aunque predomina el amor en las relaciones entre los protagonistas, prevalece un realismo de corte psicológico con toques góticos, remarcados en la rareza de los personajes y sus pensamientos expresados en letra cursiva.
Una abuela con su nieto de quince años en la consulta médica, una pareja durante un paseo en la montaña, un matrimonio que envejece en una casa enorme dentro de un barrio privado, una entrevistadora aparentemente sumisa e inexperta que reportea al célebre poeta Robert Frost, son algunos de los temas abordados en este libro. En todos los cuentos surge algo imprevisto que hace tensar el equilibrio o la tranquilidad de una rutina ordinaria de existir.
Joyce Carol Oates es una observadora atenta de la cuestión política, económica y también de la crisis moral que afecta a su país y a los americanos. Se siente impulsada a contar muchas historias en donde se tejen y destejen jirones de almas padeciendo el espíritu de la época. Merece destacarse Santuario al borde de la carretera de Forked River, Jersey del Sur. En este relato un chico de 17 años se ha matado conduciendo drogado un vehículo todoterreno a alta velocidad mientras corría picadas con sus amigos en la ruta. La voz narradora es él mismo, un chico muerto describiendo el santuario que la gente del pueblo, los chicos del colegio y su mamá han improvisado en el lugar del accidente. Es tal la naturalidad de la narración que uno jamás se cuestiona cómo este joven percibe y se agita en su doliente y definitivo post-mortem. El tiempo lluvioso y la sorpresa de quienes se acercan a rendirle homenaje, y aquellos que no vendrán jamás, componen un poético inventario de los despojos en los que se convirtió la vida.
Joyce Carol Oates traduce en expresiones humanas la fatalidad que acecha a la vuelta de la esquina y frente a las cuales comúnmente enmudecemos. Es una creadora que disfruta los procesos de construir una trama con la imaginación –tomando notas, haciendo borradores, guardando listas de nombres y lugares- para luego sujetarlos a atmósferas y procesos sociales reales. Es incesante y ha admitido en algún reportaje que escribe hasta mientras corre: “Sin duda, creo que la mayoría de la gente que corre piensa en cosas serias. La mente entra en un estado meditativo y de liberación.” Liberación que Oates alcanza una vez que la integridad de una historia ha quedado plasmada en el papel. Silvia Bonetti
Mágico, sombrío, impenetrable
Joyce Carol Oates
Alfaguara
438 páginas
Joyce Carol Oates nació en Lockport, Nueva York, en1938. Creció en el campo, en una granja, asistiendo a la misma pequeña escuela a la que había ido su madre. Empezó a escribir con una máquina de escribir regalo de su abuela, cuando contaba 14 años de edad. Es miembro de la asociación Mensa y de la mesa directiva de la fundación John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Desde 1978 es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras. Ha sido y es candidata al Premio Nobel de Literatura.
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