LSH LIFESTYLE HOTEL, lugar para el placer

Conocer Barra de Tijuca en Río de Janeiro resulta una experiencia sumamente placentera. Tras una hora de viaje en auto desde el aeropuerto de Río, descubrir el LSH Lifestyle Hotel fue toda una sorpresa. Situado frente al mar y a las playas de generosa extensión, te permite caminar por la rambla disfrutando del amanecer o atardecer. El servicio de reposeras, sombrillas y toallas incluido hace que no tengas que preocuparte por nada.

Si llegás en un día de lluvia, como fue mi caso, no te inquietes; es muy probable que a las pocas horas se termine y puedas aprovechar la playa aún con nubes. La piscina merece un capítulo aparte. En continuidad visual con el mar, de borde infinito, es un espacio ideal para el relax y para tomarse un buen trago, quizás un gin tonic con frutilla “morango”, como el que yo elegí. La música está fuerte: el hotel cuenta con disc jockey propio, detalle que algunos apreciarán por la selección musical y que a otros no gustará tanto, especialmente si quieren tomar una siesta tranquila en la reposera.

El restaurante Esplanada Grill se especializa en carnes grilladas. Hay porciones grandes para compartir y se destacan el stroganoff y el arroz de setas. Situado en planta baja, con una parte sobre la vereda, rodeada de plantas, es el sitio perfecto para disfrutar de una noche cálida con atención esmerada y muy buena gastronomía.

Las habitaciones son cómodas y el servicio es permanente. Tanto el personal de limpieza, como el de conserjería, mostraron un desempeño impecable. Nos convidaban agua y chocolates todas las noches. En el cuarto, los primeros Nespresso son de cortesía y luego corren por cuenta del huésped. La ducha es potente y de grandes dimensiones, las camas son muy adecuadas para un buen descanso. En mi habitación con vista lateral al mar, pude disfrutar de agradables momentos con la brisa marina, sentada en el balcón.

Barra de Tijuca es una opción para disfrutar con amigas o amigos, en pareja o en familia. Muchos pasajeros optaron por hacer paseos en taxi para conocer el Cristo del Corcovado, el centro, el Jardín Botánico o el café de la Academia de Bellas Artes. También zonas más lejanas como Niterói. Para todo aquel que visite ese destino, es infaltable conocer el Museo de Arte Contemporáneo, diseñado por Niemeyer, así como visitar las tranquilas playas locales y el mercado de pescados y frutos de mar donde la comida es muy fresca y sabrosa.

La hospitalidad brasileña es un punto que debo destacar en cada visita que he realizado a la ciudad carioca. Se impone una caipiriña en la playa y también una cena al lado del mar. Momentos memorables que de vez en cuando queremos regalarnos. Milly Vázquez