Lola Mora: un ángel audaz – Actúan: María Marchi, Hugo Cosiansi, Junior Pisanú – Vestuario: Susana Zilbervarg – Iluminación: Damián Monzón – Dramaturgia: Carlos Vittorello – Dirección: Leandra Rodríguez
Dolores Candelaria Mora Vega sabe que no ha enloquecido. Está lúcida, como siempre lo ha estado. Su sentido del sarcasmo parece intacto. Pese al confinamiento, cuatro paredes no bastan para contener el torrente de vida de una mujer cuyo cuerpo le está avisando que su fin, probablemente, esté cerca. Los recuerdos de Lola Mora (1866-1936), como se la conoció a esta formidable mujer, retumban en su cabeza y en el escenario. Su prolífica vida artística le dio esos “hijos naturales” que su yermo vientre le negó. Así y todo, las manos de Lola Mora: un ángel audaz están llenas de vida y se desesperan por formar belleza.
María Marchi es la actriz que nos acerca a nosotros, espectadores de las primeras décadas del siglo XXI, a esa mujer nacida a mediados del siglo XIX que supo ablandar la rigidez del mármol para crear belleza y que, paradójicamente, se plantó frente a las rigideces sociales y morales de su tiempo. Marchi es pura emoción, es fuerza; es una joven Lola enamorada del arte y enamorada de su hombre, es la Lola madura que sabe que para trascender ha tenido y tendrá que soportar críticas, chismes, escarnios, humillaciones. Sus largos soliloquios conmueven, sorprenden, erizan la piel. Sus diálogos descubren a una mujer decidida a todo. Lola Mora es tierna cuando habla de Luis Hernández, el amor de su vida; se desgarra cuando recuerda la ruptura; es implacable cuando critica a la “sociedad”, irónica cuando remite a sus pocos prejuicios.
La excelente labor de Hugo Cosiansi proporciona a la impetuosa Lola una dosis de equilibrio. Junior Pisanú aporta su fresca candidez en el personaje de Luis, aquel amor a quien la artista llevaba más de una década de diferencia. El trío, con acertada dirección de Leandra Rodríguez, se entiende a la perfección. No solo la referencia a las Nereidas es una constante, sino que es muy oportuno, además, que los implementos que Lola usaba para trabajar estén ubicados en un segundo plano, aunque perfectamente visibles, dando a entender que la artista estaba, en cierto modo, alejándose del trabajo artístico, aunque contra su voluntad. Viviana Aubele
Domingos a las 20
Teatro Payró
San Martín 766 – Cap.
(011) 4312-5922
teatropayro.com.ar
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