Lionel Mapleson trabajaba como bibliotecario en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Recién había comenzado el siglo xx cuando Mapleson consiguió un fonógrafo de cilindro. Con este aparato, precursor del gramófono y del tocadiscos, Mapleson registró fragmentos de funciones llevadas a cabo en ese teatro entre 1900 y 1904. Logró grabar más de cien cilindros. En el sitio web de la New York Public Library se puede acceder a algunos audios de esas funciones. Por supuesto, la calidad no es muy buena. Pero son un valiosísimo registro de las voces de los cantantes de ópera de principios de siglo. Entre los artistas cuyas voces están registradas en esos cillindros figura Lillian Nordica.
Se la considera la primera diva operística estadounidense. Lillian Nordica nació en el estado de Maine en 1857, como Lillian Allen Norton. La joven sorprendió a su madre, Amanda, con su canto, muy similar al de Wilhelmina, la hermana mayor de Lillian, fallecida de fiebre tifoidea antes de cumplir los 18 años. Amanda, ni lerda ni perezosa, llevó a Lillian a tomar clases de canto en el New England Conservatory of Music, donde se graduó a los 18 años.
La carrera de Lillian fue impresionante, teniendo en cuenta que los refinados oídos de aquella época no comulgaban con la idea de que una estadounidense hiciera sombra a otras famosas sopranos europeas, como por ejemplo, la alemana Lilli Lehmann, una de sus rivales. Después de egresar del conservatorio en Nueva Inglaterra, Lillian se embarcó, acompañada por su madre, en una gira por Europa con Patrick Gilmore, célebre director de banda.
Lillian llegó a cantar en el famoso Crystal Palace en Londres y, antes de llegar a París, madre e hija decidieron abandonar la gira. Lillian se dedicó a estudiar francés, actuación y ópera francesa. Pero fue en Milán donde afinó sus virtudes para el bel canto; allí, su maestro de canto le sugirió adoptar el seudónimo de Giglia Nordica (“Lilly del Norte”) porque estaba convencido de que el apellido Norton no caería bien a los oídos de los amantes europeos de la ópera.
Lillian, por su parte, terminó aceptando lo de Nordica y dejando de lado lo de Giglia. Ya como Madame Nordica debutó como cantante en Brescia, en 1879. Dueña de una voz potente y a la vez flexible, Lillian Nordica cantó, además, en el Royal Opera House, en Covent Garden, en el Metropolitan Opera y en Bayreuth. En efecto: Cosima, la viuda de Richard Wagner, buscaba quién pudiera cubrir el papel de Elsa en Lohengrin, cuando supo de Lillian. De modo que fue la misma Cosima quien entrenó a Lillian para ese papel. La aptitud vocal de Madame Nordica para los roles wagnerianos era tal que se disiparon las dudas de los escépticos críticos de la época, que no podían creer que una cantante estadounidense tuviera el piné necesario para semejantes roles. Madame Nordica fue, además, Brünnhilde, Isolda y Kundry.
Así como era capaz de ponerse al hombro los papeles de las heroínas wagnerianas, Lillian cantaba sin ningún problema para ópera italiana y ópera francesa. Fuera del ámbito lírico, fue la figura de los comerciales de Coca-Cola de principios de siglo, participó activamente del movimiento sufragista femenino, y con su negativa a usar plumas de garceta nívea -ave nativa del continente americano en peligro de extinción- en sus atuendos, logró darle un fin a la comercialización de estas plumas, muy de moda en esos tiempos.
En 1914, sin embargo, un hecho trágico la llevó a una muerte prematura: luego de dar unas funciones en Australia, el barco que la llevaba de regreso encalló en el Estrecho de Torres, entre Australia y Nueva Guinea. Tres días después, un barco japonés rescató a los sobrevivientes, pero Lillian jamás pudo recuperarse de la hipotermia sufrida en ese episodio. Tres meses más tarde murió de neumonía en la isla de Java.
Afortunadamente, la voz de Lillian está registrada en los cilindros de Mapleson; Lillian también logró grabar en discos para The Gramophone Co. (más tarde, Columbia Phonograph Co.). La calidad de los registros, ya se dijo, no es la mejor. Pero es posible, no obstante, apreciar el caudal impresionante de su voz. La impronta de Lillian fue de tal magnitud que su casa natal en Farmington, estado de Maine, es hoy un museo; desde 1972, cada 17 de agosto (fecha de su última presentación en su pueblo natal) se celebra en Maine el “Nordica Day”, un evento que tiene como protagonistas a quienes reciben la “Nordica Scholarship” (la beca Nordica), con que se premia a quienes aspiran a una carrera en ópera. Viviana Aubele
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