LA TRAVIATA, tradicional tragedia

Ermonela Jaho protagoniza la versión de Franco Zeffirelli

La Traviata – Cantantes: Ermonela Jaho, Saimir Pirgu, Fabián Veloz, Santiago Burgi, Gustavo Gibert, Alejandro Meerapfel, Mario De Salvo, Victoria Gaeta, Daniela Ratti, Ariel Casalis, Cristian De Marco – Director repositor de escena: Stefano Trespidi – Escenógrafo repositor: Andrea Miglio – Reposición vestuario: Anna Biagiotti – Director Musical: Evelino Pidò – Autor: Giuseppe Verdi – Libreto: Francesco Maria Piave, basado en La dama de las camelias de Alexandre Dumas – Música: Giuseppe Verdi – Régie: Franco Zeffirelli

Lo primero que llama la atención al observar el escenario del Teatro Colón, antes del comienzo, es que desapareció el telón diseñado por Kuitca (muchos habrán festejado), a cambio de uno más escenográfico y en tonos rojizos, que se incorpora a la muy esperada régie de La Traviata, de Franco Zeffirelli, en su primera presentación en Argentina. De hecho, se esperaba más de la puesta de un director detallista, prolijo, preciosista, que supo impactar en cuanta expresión artística se propuso. Quizás quedó antigua, quizás fue acotada, quizás debió actualizarse en tecnologías escenográficas y lumínicas.

Es interesante comenzar la acción de La Traviata durante la obertura, mostrando a la protagonista en su cama, pero que esa cama permanezca -en el segundo cuadro- incorporada a los salones del palacete donde se celebra la fiesta es por lo menos llamativo, cuando no desprolijo, habida cuenta de las posibilidades actuales para mutar ambientes en un santiamén. Ya en el segundo acto, la casa de campo está preciosamente reflejada, tal como lo hizo en el film homónimo, mientras que en la alegre escena de baile de la casa de Flora la decoración orilla el mal gusto, aun tratándose de una masquerade. En el último, la habitación de Violetta adquiere, con gran aporte de la iluminación, el sesgo preciso para la culminación del drama.

La soprano albanesa Ermonela Jaho (Violetta) comenzó apocadamente -considerando volumen, expresividad y actuación- y fue creciendo en fuerza dramática hacia el final, al mismo tiempo que su voz, que sonó ya sutil y exquisita en Addio del passato. Su compatriota, el tenor Saimir Pirgu compuso un Alfredo algo abúlico, pero correcto y seguro en la emisión. En tanto, en la piel de Giorgio Germont, brilló el barítono Fabián Veloz, dueño de una voz portentosa y de buenos recursos histriónicos, que mantuvo con emotividad de principio a fin.

Santiago Burgi, como Gastone, estuvo muy bien y con gracia en la escena de los toreros, rodeado por los bailarines figurantes que realizaron un estupendo trabajo en las alegres coreografías, así como los efusivos actores. Gustavo Gibert se destacó en el papel del Barón Douphol y María Victoria Gaeta fue relevante como Flora.  El director Evelino Pidò, al frente de la Orquesta Estable, hizo un notable trabajo con una impronta muy personal. El Coro Estable sonó magnífico, evidenciando un ensamble siempre impecable a cargo de Miguel Martínez.

A 160 años de su estreno en el antiguo Teatro Colón, vale la pena disfrutar este precioso clásico de Verdi, por primera vez o por enésima. Martin Wullich

Fue el 12 de septiembre de 2017
Teatro Colón
Libertad 651 – Cap.
(011) 4378-7109
teatrocolon.org.ar

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