La tempestad (ballet) – Ballet Contemporáneo del San Martín – Reposición coreográfica: Andrea Chinetti, Miguel Ángel Elías – Música: Philip Glass – Compaginación musical: Gustavo Dvoskin – Vestuario y escenografía: Carlos Gallardo – Iluminación: Eli Sirlin – Autoría: William Shakespeare – Coreografía y Dirección: Mauricio Wainrot
Resulta fascinante verificar las múltiples y diversas maneras que hay de contar una misma historia. Habrá quien vió este año la versión de La Tempestad que ofreció el propio Teatro San Martín y otros que recuerden la versión fílmica de Peter Greenaway bajo el título de Prospero’s Books, entre muchas otras alternativas. También recordamos la extraordinaria puesta de Robert Sturua en 2015.
En este caso, el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín retoma la notable versión coreográfica realizada sobre la obra de William Shakespeare por Mauricio Wainrot, estrenada en 2006 y retomada posteriormente por el Ballet de la Ópera de Toulouse en 2012 y por el Ballet de la Opera de Bordeaux en 2016.
Si bien en algún punto toda coreografía narra una historia, no es lo mismo trabajar sobre un concepto general que sobre una obra literaria -en este caso teatral- preexistente, plena de acciones puntuales y detalles. También es diferente la práctica del ballet tradicional, en el cual el compositor escribía su obra teniendo en cuenta el desarrollo argumental, que un caso como este, en el cual el coreógrafo toma músicas ya existentes, escritas en su origen con fines diferentes de la danza.
A este respecto dice Wainrot: “Adaptar una obra literaria o teatral a un vocabulario de movimiento representa siempre una gran aventura. Frente a la complejidad de una empresa de estas características, Shakespeare, con su enorme capacidad para crear situaciones y personajes inmensos, ofrece numerosas opciones y múltiples caminos. Es tal la riqueza de sus obras que el artista tiene la posibilidad de trasladar esas creaciones a su propia poética y vocabulario”.
El resultado es significativo: la danza y el gesto teatral se ponen al servicio de la narrativa, con un atractivo despliegue visual, vistosos vestuarios, excelente personificación de los personajes, buena iluminación y el talento repetidamente demostrado por el cuerpo de baile. La música, tomada de diferentes trabajos del compositor estadounidense Philip Glass (n. 1937), se hace presente como un todo coherente, poderosa e hipnótica, durante los 95 minutos que dura la obra.
Si bien la historia de La Tempestad es ampliamente conocida, llamó la atención que los programas de mano -que en este caso habrían sido particularmente útiles- brillaran por su ausencia.
Prospero, Duque de Milán, quien profesa un particular amor por los libros y las artes ocultas, es traicionado por Antonio -su propio hermano- en complicidad con Alonso, el Rey de Nápoles. Condenado al destierro junto con su hija Miranda, llega a una isla donde acumula poderes mágicos impensados, ayudado por un espíritu invisible llamado Ariel. Allí tiene lugar una lucha entre las fuerzas del bien y del mal, representadas las últimas por la bruja Sycorax y por Calibán, una criatura salvaje y primitiva, y sin embargo en extremo sensual.
Con sus artes mágicas Pospero desata una tempestad que hace llegar hasta la isla a sus enemigos, convertidos en náufragos: Fernando, príncipe de Nápoles, dos bufones (Trínculo y Esteban), Antonio con sus cortesanos, y Alonso, convencido de haber perdido a su hijo en el naufragio. Después de muchas peripecias, Próspero sorprende a sus enemigos, quienes lo daban por muerto, en un final de reencuentros, reconciliaciones y perdón. Y también amores, pues Miranda se unirá con Fernando, en tanto Trínculo y Esteban se quedarán con Calibán, en un final feliz para todos, espectadores incluidos. Germán A. Serain
Se dio hasta diciembre 2018
Teatro San Martín
Sala Martín Coronado
Av. Corrientes 1530 – Cap.
complejoteatral.gob.ar
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