LA SAGRADA FAMILIA, continuará

Antoni Gaudí, una obra monumental y el dilema de su conclusión

Andrajoso y sin documentos, no lo reconocieron. Lo había atropellado un tranvía y estaba inconsciente. Creyeron que se trataba de un pordiosero, y nadie lo atendió hasta que un guardia civil lo llevó al Hospital de la Santa Creu. Allí lo reconoció el capellán de La Sagrada Familia. El pordiosero no era otro que Antoni Gaudí, el principal artífice de esa iglesia, a la cual le dedicó el tramo final de su vida. Pero no resistió los efectos del accidente. Murió tres días después, el 10 de junio de 1926, a poco de cumplir setenta y cuatro años, y sin haber podido confesarse por última vez, ya que el día del accidente Gaudí iba de camino a la iglesia de San Felipe Neri a entrevistarse con su confesor. Justamente la misma iglesia donde la fisonomía de Gaudí está inmortalizada en la pintura San Felipe Neri en la consagración de la misa, de Joan Llimona.

La construcción de La Sagrada Familia ha sido una historia de nunca acabar. Todo comenzó hacia fines del siglo XIX, cuando Josep Maria Bocabella, un librero, volvió de una visita al Vaticano con la intención de construir una basílica. El proyecto comenzó con la construcción del ábside en 1882, y Gaudí recién empezó a formar parte un año después, por la renuncia del arquitecto contratado inicialmente.

Pasaron los años. “Mi cliente no tiene apuro”, decía Gaudí cuando se le preguntaba por lo extenso de la construcción; pero por otra parte, estaba prácticamente solo, nunca se casó, sus familiares más directos murieron antes que él, y fue así que a partir de 1915 se dedicó de lleno a este ciclópeo proyecto. En su fase inicial, el templo se perfilaba como una construcción de estilo neogótico; así fue como la concibió el primer arquitecto, Francisco de Paula del Villar y Lozano. Una vez que Gaudí tomó la posta por la renuncia de este, la obra fue virando a un estilo que imita las formas de la naturaleza. Ya Gaudí había trabajado en el proyecto para el Parc Güell, y la experiencia allí adquirida le sirvió para el trabajo en la basílica.

Cuarenta y cuatro años en total, incluyendo los últimos quince de su vida, dedicó Gaudí a una construcción que sufrió muchos tropezones. La financiación vino de ofrendas voluntarias; la basílica sufrió un ataque a manos de anarquistas, que con fuego destruyeron el taller de Gaudí con sus planos y documentos; y la Guerra Civil Española puso un parate a la continuidad de la construcción.

Quienes han visitado Barcelona se habrán quedado pasmados por lo imponente de la basílica y lo original de su diseño. Pero también hay, además de estos anarquistas mencionados, quienes lo ven como algo “horroroso”, como lo definió George Orwell en su libro Homenaje a Cataluña. El autor inglés lamentó que los anarquistas hubieran tenido el mal gusto de no destruir del todo ese -según él- adefesio. Pero claro, Orwell murió en 1950; no llegó a ver otro adefesio que desde 2005 se yergue impune entre los edificios barceloneses de mediana altura y parejos en estilo, cual lápiz labial gigante que interrumpe el paisaje.

La Sagrada Familia ha tenido, como se dijo, varios traspiés. La muerte de Antoni Gaudí fue absurda pues una atención médica en tiempo y forma le hubiese salvado la vida, pero él era consciente de que no vería finalizada su obra. Gaudí dejó varias maquetas de partes significativas del templo que sirvieran de modelo a quienes siguieran con el proyecto. Desde la muerte de Gaudí hasta 1936 estuvo a cargo de un discípulo suyo, Domingo Sugrañes Gras. La Guerra Civil Española dejó todo en punto muerto hasta 1944, en que se reanudaron las obras, hasta marzo de 2020, en que se volvió a parar todo a causa de la pandemia del coronavirus.

No obstante, la intención es finalizar la obra para el centenario del fallecimiento de Gaudí. Por ahora, la basílica está cerrada y se espera su reapertura para julio. Pero más allá de todo esto, hay una cuestión que plantea muy acertadamente Marianela D’Aprile en su artículo del 16 de septiembre pasado. ¿Hasta qué punto la conclusión de una obra de momento trunca y que además es el emblema más importante de una ciudad puede privar a esta de ese mito sin fin? ¿Cómo afectará esto en términos turísticos y en el ánimo de los barceloneses? Generaciones enteras han sido testigo y parte de este continuum arquitectónico que, según D’Aprile, ha servido como eslabón entre el pasado y el presente. Algo así como un “present perfect” del patrimonio arquitectónico de Barcelona.

Por otro lado: ¿cómo quedará la obra una vez terminada? Antoni Gaudí murió hace noventa y cuatro años; ¿hasta qué punto quienes vayan a finalizar el proyecto podrán infundir a la basílica el soplo del genio que le dedicó tantos años? No está todo aún dicho; faltan seis años para la fecha tan esperada, así que habrá que estar atentos a los acontecimientos.

Por ahora, como un extraño agüero, parece que Alan Parsons viene llevando las de ganar con el voice over inicial de su tema La Sagrada Familia: “(Antoni Gaudí) comenzó una nueva catedral en Barcelona. Se llama La Sagrada Familia. Lo triste es que podrían tratar de terminarla, pero no creo que lo logren”. Viviana Aubele

SAGRADA FAMILIA - BARCELONA SPAIN [ HD]


Sitio web de La Sagrada Familia

Vota esta nota

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Publicado en:

Deja una respuesta