La luna que te parió – Actúan: Agustín Aleman, Jorge Almada, Melina Andrade, Sofia Arevalo, María Bermúdez, Juan Manuel Flores, Yamila Gonzalez Ajón, Jesi Gonzalez Ajon, Kevin Mansilla, Tania Marioni, Gonzalo Nouveliere, Virginia Rossi – Vestuario: Yanina Guetar Lulu, Mariela Iturregui – Música: Mauro Ortega Zenteno – Dramaturgia y Dirección: Tamara Alamprese
El espectador se verá sorprendido con esta puesta donde doce intérpretes actúan cada uno de un signo del zodíaco. Las lunas reflejan nuestro aspecto emocional y recurrimos a su energía para sanarnos. Vivimos en tiempos del new age y la nueva conciencia, pero no todo resulta una tendencia esnob o superficial. Los conocimientos milenarios de la humanidad incluyen las ciencias ocultas, y la astrología nos ofrece un profundo saber sobre nuestra personalidad y las fuerzas que nos mueven.
Cada signo será representado en su turno con talento y audacia. Tauro demuestra apego a lo material; Cáncer potencia siempre las emociones y lo maternal, Libra tiene un fuerte costado estético; Capricornio y Acuario son dos solitarios, cada uno a su manera; Sagitario es aquel soñador eterno que no puede tener los pies sobre la tierra; Piscis se asocia con la música y la intuición; Virgo, en cambio, con el orden obsesivo y la limpieza. Cuando uno de ellos pasa al centro, los demás siempre tendrán algo que recriminarle o le seguirán el juego hasta que todo estalle.
Escenas orgiásticas se suceden una tras otra. El baile y la música se convierten en componentes fundamentales. La sexualidad no es ajena a estos cuadros que se unen unos con otros de modo eficaz. La puesta es minimalista ya que solo hay en escena unos cubos y unos baldes. La propuesta es básicamente lúdica; nos invita a jugar con el potencial que cada uno puede desarrollar.
Desde la platea el espectador se verá identificado con uno u otro modelo (la perspectiva de cada uno será diferente según su ubicación en distintos puntos de la sala); las risas y las ganas de bailar con los actores también serán parte del encuentro. Los personajes alumbran la esencia del signo que representan y dejarán a más de uno queriendo ahondar sobre este saber ancestral que está banalizado en las revistas de moda, pero que en realidad resulta una fuente de conocimiento infinita. Los cuencos tibetanos y otros instrumentos nos ayudarán a encontrar la armonía interior y vibrarán en su propia frecuencia sumando el sonido constante al espectáculo y otorgando un marco a la percepción.
No todo en teatro es asimilable al lenguaje. Hay algo del orden de la experiencia y el acontecimiento que nos atraviesa y no podemos expresar en palabras. El Manas, como lo denomina Antonin Artaud, es esa fuerza vital de la naturaleza que se relaciona también con lo sagrado y el misterio. Esta es una obra jeroglífica: requiere de un espectador que sepa conectarse con esas fuerzas esenciales que no tienen explicación, alguien que no tema asomarse a un territorio desconocido para contagiarse de una vivencia a puro magnetismo y muy sensorial. Milly Vázquez
Jueves 3 y 10 de abril a las 22
Viernes 18 y 25 de abril a las 19.30
Paseo La Plaza
Av. Corrientes 1660 – CABA
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