LA CORAL DE BEETHOVEN, memorable

Brillaron la Orquesta Sinfónica Municipal de Olavarría y un gran ensamble vocal

Memorable, si. No hay otra manera de catalogar esta belleza musical y coral beethoveniana que tuvo lugar en el emblemático Centro Cultural Kirchner, o Centro Cultural del Bicentenario, como a veces se prefiere llamarlo. El nombre, claro está, da lugar a debates sobre si el otrora Correo Central, ahora devenido centro cultural, debería llamarse de tal o cual manera. Pero todo esto no va en desmedro de la calidad del lugar, cuyo salón principal -en la planta baja- aún conserva los viejos mostradores de despacho de correspondencia, y cuya organización y buen gusto en lo edilicio hacen posible ofertas culturales de esta envergadura y accesibles para todos.

Dejando estas cuestiones de lado, vimos una puesta impecable de la Orquesta Sinfónica Municipal de Olavarría. A la orquesta, con perfecta dirección del Maestro Diego Lurbe, se le sumaron el Coro de Cámara Adrogué, el Coro de la Facultad de Ingeniería de la UBA y el Ensamble Vocal Buenos Aires, un combo que tuvo como director al maestro Marcelo Ortiz Rocca, de sobrada experiencia en la música coral, cosa que quedó demostrada en el prolijísimo desempeño de los coreutas.

Como solistas, estuvieron Leonardo Estévez (barítono), Sebastián Russo (tenor), Florencia Machado (mezzosoprano) y Soledad de la Rosa (soprano). Si bien los cuatro se lucieron, nos hubiera gustado escuchar más equilibrio en la fuerza vocal de los solistas, ya que se escuchaba con más claridad a unos en desmedro de otros. Pero salvando este detalle, fue una hora de tremenda carga emotiva y de música sublime.

Hay un dato no menor que, no obstante, no quita el mérito a lo logrado. Es sabido entre los habitués de conciertos de música clásica que no se aplaude entre un movimiento y otro. Si embargo, es un detalle que no todos saben. Por eso suelen suceder ciertas anécdotas en conciertos de música clásica que son llevados a una audiencia mucho más amplia y diversa. Lo insólito fue que se aplaudiera en la mitad del cuarto movimiento, lo que obligó a Diego Lurbe a hacer señas con las manos para acallar al público entusiasta.

Estamos plenamente de acuerdo en que este tipo de espectáculo esté a disposición de quienes no suelen tener contacto frecuente con la música clásica, pero para evitar estas situaciones que propenden a desconcentrar a los artistas, sería una buena idea que antes del inicio se anunciara al público que no se debe aplaudir entre movimientos. Hecha la salvedad, el balance fue, por cierto, ampliamente positivo. Viviana Aubele

Fue el 29 de noviembre de 2015
Centro Cultural Kirchner
Sarmiento 151 – Cap.
0800-3339300

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