Hernán Jacinto es uno de los mejores pianistas de jazz que ha dado nuestro país. Un talento infrecuente, joven y brillante. También uno de los más hábiles improvisadores que hayamos escuchado en su instrumento. Integrante de una familia donde los artistas abundan, es hijo de la cantante y compositora María Teresa Cibils. Su hermano Juan también es músico, al igual que su hermana Constanza, quien además es artista plástica. Su tío, José Hernán Cibils, también es músico y compositor, además de fotógrafo.
Pero concentrémonos en Hernán: nació en Buenos Aires en octubre de 1981 y a sus siete años comenzó a acercarse a la música como autodidacta. Más tarde estudió piano clásico, hasta que su creciente interés por el jazz lo llevó a ingresar al Berklee College of Music en Boston. En Buenos Aires estudió con Ernesto Jodos, Guillermo Romero y Diego Schissi, y a sus 16 años ya empezó a compartir escenarios con músicos de renombre. Intentar siquiera un listado completo sería una tarea complicada, no solamente por lo extenso, sino además por lo diverso. Porque Hernán Jacinto es un músico de jazz, pero ha coqueteado también con el rock y otras vertientes. Digamos entonces solamente que compartió experiencias con infinidad de músicos y que hoy forma parte de la banda de Pedro Aznar, además de participar en una nutrida cantidad de proyectos paralelos, como pianista, arreglador o productor.
Hay una idea que no podemos quitarnos de la cabeza, y es que si Hernán Jacinto hubiese nacido en Norteamérica hoy acaso sería un integrante de las ligas en las que juegan grandes pianistas como Keith Jarrett. Y hay algo de Jarrett por momentos en su manera de tocar, y esto es algo que volvimos a sentir en la extensa improvisación con la que Jacinto abrió su presentación de piano solo. Sin embargo, hay también una personalidad propia y un muestreo de diferentes influencias, porque Hernán interviene el piano, o combina lo que toca con sonidos hechos con su voz desde un micrófono a la manera de una percusión, o cantando armonías. Aunque debemos reconocer que nos gusta más cuando se acota al instrumento. Es probable que seamos puristas, pero preferimos al pianista que no canta, porque cantantes hay muchos, y pianistas como Hernán Jacinto muy pocos. En verdad no necesita apoyarse en la voz para sostener un trabajo instrumental que se basta sobradamente por sí mismo.
A pesar de haber sido anunciado como un recital para piano solo, hubo en esta ocasión dos invitados: Ana Archetti en acordeón y el muy talentoso Juan Pablo di Leone en flauta travesera. Alternadamente transitaron un programa que ofreció composiciones propias de Jacinto, un par de temas de Carlos Aguirre, alguna pieza brasileña, un precioso homenaje a Luis Alberto Spinetta y un bis improvisado sobre la canción Madera noruega de Los Beatles, realmente notable. Germán A. Serain
Fue el 4 de mayo de 2017
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