El año 2020 debió haber sido el año Beethoven. Ciudades de todo el mundo se habían preparado para conmemorar el 250º aniversario del nacimiento del gran compositor alemán. Sin embargo, el 2020 seguramente será recordado como el año de la pandemia. El año que no pudo ser. Sin embargo, muchos aprovecharon la ocasión para hacer valiosos aportes a la de por sí nutrida discografía que registra la obra del genio musical nacido en Bonn en 1770.
Uno de los aportes más notables hasta aquí ha sido, sin duda, el realizado por Grigory Sokolov. El pianista ruso ha publicado, a través de un lanzamiento del sello Deutsche Grammophon, un disco doble integrado por grabaciones realizadas durante sus presentaciones en 2019. Después de tres años de no lanzar ningún disco, este álbum doble incluye las piezas para piano Op. 118 y 119 de Johannes Brahms, además de las Sonatas No. 3, 27 y 32 de Ludwig van Beethoven, y sus once Bagatelas Op. 119.
Considerado por algunos críticos como el mejor pianista contemporáneo, Sokolov comenzó a estudiar música a la edad de cinco años, y a los siete ingresó en una escuela adscripta al conservatorio de San Petersburgo. Su reconocimiento llegaría a sus dieciséis años, cuando el jurado del Concurso Internacional Chaikovski, presidido entonces por Emil Gilels, le concedió por unanimidad la Medalla de Oro en 1966.
Sin embargo, y a pesar de que en más de cincuenta años de carrera ha tocado con las más importantes orquestas y directores del mundo, hasta fines de la década de 1980 su nombre fue poco conocido fuera de la Unión Soviética. Es probable que esto se haya relacionado con su reticencia a grabar en estudio. Sokolov prefiere las actuaciones en vivo, y su escasa discografía está grabada casi en su totalidad en directo. “Los discos no son fieles”, declaró alguna vez. “No dan la posibilidad de valorar realmente la ejecución como una interpretación en vivo”.
Seguramente por esto sus grabaciones en vivo de la época soviética hoy son valoradas como registros casi de culto. Sólo luego de la disolución de la Unión Soviética, Sokolov comenzó a ocupar un lugar en las principales salas de conciertos y festivales de Europa y los Estados Unidos, primero con orquesta y más tarde limitando su actividad de manera exclusiva a recitales solistas.
Nacido en 1950 en Leningrado, Grigory Sokolov no ofrece más de 70 conciertos anuales, concentrado siempre en un mismo programa que explora hasta las últimas consecuencias. El resultado es una profundización bastante inusual en cada una de las obras que aborda, lo cual lleva a que sus interpretaciones sean interesantes de escuchar incluso en el caso del repertorio más conocido, pues favorece el abordaje de nuevas perspectivas.
Por lo demás, el pianista es muy estricto en lo que respecta a su filosofía en cuanto a las grabaciones en vivo que realiza: rechaza cualquier trabajo de edición o retoque en sus discos, pues quiere que los registros sean fieles a la realidad de aquello que haya sucedido durante la interpretación en vivo.
Finalmente, hay otro aspecto que hace de Grigory Sokolov un intérprete que vale la pena escuchar, que se relaciona con la manera en que elige las obras que ejecuta: “Me someto a una única regla a la hora de elaborar un programa: sólo toco las músicas que amo, esas obras que me impulsan a la necesidad de tocarlas. Es un amor que nace de un modo espontáneo y desconozco de dónde procede”. Y nosotros añadimos que este último detalle es algo que realmente poco importa. Germán A. Serain
Grigory Sokolov – Ludwig van Beethoven: Sonata No. 7 en Re Mayor Op. 10 No. 3
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