GRANDE Y PEQUEÑO, drama cautivante

Manuel Iedvabni dirige sapientemente a un dúo experimentado

Grande y pequeño  – Actúan: Ingrid Pelicori y Horacio Roca – Vestuario, Iluminación y Escenografía: Alicia Vera Autoría: Botho Strauss – Dirección: Manuel Iedvabni

Horacio Roca e Ingrid Pelicori se amalgaman de un modo tan especial en el escenario que potencian sus notables dotes actorales y son capaces de recrear cualquier texto para hacerlo brillar. Aun en el caso de Grande y pequeño, del alemán Botho Strauss, con variables algo intrincadas y un sutil hermetismo que obligará a ineludibles reflexiones, se disfrutará mucho la recreación y la locura de sus personajes. Ella, desesperada y masoquista; él –o también ellos-, sádico y perturbado. Tal para cual.

No se sabe muy bien cuando o donde empieza la historia, tampoco cuando o donde termina. Es más, podría concluir en cualquier momento para que los 90 minutos que dura fuesen algunos menos, lo que no sería mala idea, pues como decía don Baltasar Gracián: lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Ella es el tipo de mujer de la que uno siempre diría que es “un amor”. No le cabe otro mote a quien se dirige a todos con ternura, aparente alegría y una encantadora sonrisa que la acompaña para disimular su sufrimiento, basado esencialmente en la soledad que la tortura y la angustia. Y esa angustia es agotadora para quien se cruza en su camino. Separada recientemente, intentará seducir a otros hombres  –de diferentes características y estratos- con métodos variopintos. Estará dispuesta a todo y el fracaso con uno no la arredrará en la búsqueda del siguiente. También buscará su pasado –con intenciones de comprender el presente- en otras personas. Su imagen desgraciada, cargando permanentemente con un bloc de dibujos y un televisor portátil es elocuente.

Roca compone varios personajes, desde su ex marido hasta un tal Soren –como Kierkegaard, nada es casual-, otorgando personalidad a cada uno, cambiando las voces, los movimientos corporales y la elocuencia gestual. El episodio en que ella toca el timbre en un edificio, obteniendo diálogos y respuestas disímiles de quienes no quieren atenderla o de quien quiere que suba sí o si, es desopilante.

La creativa escenografía de Alicia Vera es un curioso adminículo cuya metamorfosis a lo largo de la obra parece interminable en la generación de espacios y lugares. Manuel Iedvabni ha exprimido inteligentemente a Pelicori y a Roca, a sabiendas de que dejarán lo mejor de sí en cada personaje, utilizando el drama y el humor por partes iguales para expresar apetitos , pasiones, desamparo, desasosiego y melancolía. El resultado es notable. Martin Wullich

Se dio hasta abril 2009 en
Centro Cultural de la Cooperación
Corrientes 1543 – Buenos Aires
5077-8077
www.centrocultural.coop
Manuel Iedvabni en este Portal

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