Giovanna d’ Arco (1990) – Intérpretes: Susan Dunn (Giovanna), Vincenzo La Scola (Carlo VII), Renato Bruson (Giacomo), Pierre Lefebvre (Delil), Pietro Spagnoli (Talbot) – Libreto: Temistocle Solera – Música: Giuseppe Verdi – Orq. y Coro : Teatro Comunale di Bologna – Dirección: Riccardo Chailly
El 30 de mayo de 1431 una joven francesa de diecinueve años perecía en la hoguera bajo la acusación de herejía y travestismo. En tan solo dos años desde 1429, Juana de Arco pasó de ser una simple campesina analfabeta a ser la heroína que obligó a levantar el sitio de Orleans, en el marco de la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra. Las terribles derrotas padecidas por los franceses hasta el momento, sumadas al implacable avance del enemigo sobre su territorio, habían afectado gravemente la moral de las tropas.
A los trece años, dice la historia, Juana habría tenido visiones místicas en que se le encomendaba la misión de unirse al ejército del rey de Francia y recuperar las tierras tomadas por los ingleses. Pocos años más tarde, ataviada como varón, era pieza clave para levantar el asedio a la ciudad de Orleans; de ahí el mote de “la doncella de Orleans”.
El meteórico ascenso de Juana tuvo un similar descenso. Una serie de desprolijidades de parte de su gente, posterior a la coronación de Carlos VII -a quien Juana fue de enorme ayuda-, y el deseo de los ingleses de vengarse de la vergüenza infligida por un simple soldado francés, que solo conocía las labores del campo, que no sabía leer ni escribir y, encima, mujer, segaron la vida de esta increíble joven: fue sometida a un juicio que de justo no tuvo nada. Se le negó la posibilidad de un defensor, y quienes la juzgaron eran franceses partidarios del enemigo o jueces puestos por los ingleses. La condenaron a la hoguera, pero cinco siglos más tarde, la Iglesia Católica la reivindicaba haciéndola santa.
Giuseppe Verdi compuso Giovanna D’Arco en solo cuatro meses. Había estrenado exitosamente Nabucco (1842), y todavía faltaban algunos años para que surgieran de su ingenio las óperas por las que es mundialmente conocido: Macbeth saldría en 1847; Rigoletto, cuatro años después; 1853 sería el año de La Traviata e Il Trovatore; y en 1859 estrenaría Un ballo in maschera. Pero en el cúmulo de todas esas óperas tan conocidas y tan caras al público amante de la lírica, Giovanna D’Arco, como afirma el sitio web Opera Wire, “tiene aún que hallar su espacio en el repertorio estándar”.
Esta séptima ópera de Verdi surgió no sin pocos tropiezos. El libretista, Temistocle Solera (que también hizo el libreto de Nabucco), se basó en una tragedia de Friederich Schiller, Die Jungfrau von Orleans, aunque negó toda conexión con esa obra. Por otra parte, la relación de Verdi con el impresario Bartolomeo Merelli, director de La Scala, no fue del todo óptima. Si bien Merelli fue un gran apoyo para la carrera musical de Verdi, parece que no era del todo honesto para los negocios. Durante los ensayos, Verdi tuvo que lidiar con una orquesta muy pequeña, vestuario poco adecuado y escenografía igual de inadecuada. La ópera fue estrenada en La Scala el 15 de febrero de 1845, pero tuvo una tibia recepción. Para colmo, Verdi se enojó bastante con Merelli porque este había estado negociando la venta de la partitura completa de la obra sin el conocimiento de Verdi.
Giovanna D’Arco podría ser parte de un listado de rarezas operísticas. De todas las óperas de Verdi, es una de las que menos se representa y de las que menos producciones discográficas hay. En el sitio Online OperaClub hay un ranking de 2017 de las mejores óperas del mundo; Giovanna D’Arco ni figura, como tampoco figura en el listado de Opera World de óperas de Verdi de menor a mayor importancia. En disco existe una versión de 1972 con Montserrat Caballé, Plácido Domingo y dirección de James Levine. En 2013 se realizó un DVD en ocasión del bicentenario del nacimiento de Verdi, con Svetla Vassilieva, Renato Bruson y Jessica Pratt. Un año después se hizo otra versión, con Anna Netrebko, Francesco Meli y Plácido Domingo como barítono.
En esta oportunidad, les presentamos la versión de 1990 con Susan Dunn, Vincenzo La Scola –lamentablemente fallecido en 2011- y Renato Bruson. Con una cuidada producción y con una participación estupenda de estos tres cantantes, es una versión interesante en la que resaltan las figuras de los tres protagonistas y se pone de relieve lo épico de esta historia, aunque el argumento no es absolutamente fiel a los hechos: aquí, la heroína no muere en la hoguera, sino como producto de una herida en batalla. Tampoco parece ser un dato real que Carlos VII se hubiera enamorado perdidamente de Juana.
Quizás esta ópera no sea de lo mejor que Verdi puede ofrecernos, pero no deja de tener momentos emotivos ni de recordarnos en sus arias lo glorioso de la ópera de aquel entonces, así como tiene valor en sí misma por el tema que aborda -pese a la digresión del libreto que se mencionó más arriba- y por el tipo de personaje histórico de que se trata: una joven cuyo paso fugaz por la historia de Francia le bastó para ponerse al hombro a su patria e infundirle el ánimo necesario para sobrellevar esos tiempos tan difíciles. Viviana Aubele
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