EL TROMPO METÁLICO, con notable equilibrio

De la joven directora y dramaturga Heidi Steinhardt, fue presentada durante el ciclo Óperas Primas del Centro Cultural Rojas

El trompo metálicoActúan: Victoria Almeida, Greta Berghese, Diego de Paula – Iluminación: Santiago Miró – Autoría, Vestuario y Dirección: Heidi Steinhardt

La llamativa escenografía –con enormes libracos- remeda alguna ilustración de Alicia en el país de las maravillas, pero la niña de esta casa no habita justamente en el seno de una familia maravillosa, ni siquiera muy normal. Su madre quiere de ella la perfección andante, a tal punto que la somete para que hable francés y otros idiomas, insiste en sus estudios de danza,  critica su posición al caminar y la vuelve loca con las formalidades que toda niña de familia bien debería cumplir.

Quizás sea una forma de venganza, quizás una expresión de lo que no pudo ser esta mujer insustancial, frívola, inculta y sojuzgada por su marido. El es perverso, autoritario, cruel, abusador –en todo sentido- y no soporta perder ni a los juegos de adivinanzas de palabras a los que se someten cotidianamente, como para aprender inútiles conocimientos con los que menospreciarán a quienes intenten dudar de su nivel intelectual y sociocultural.

La niña recibe con docilidad todo el rigor de esa educación exageradamente victoriana. Aunque quiere rebelarse a esa constante humillación y a la imposición de un mundo que no comprende, jamás dará un atisbo de sus futuros planes. Es encantadora e inteligente, y será maquiavélica cuando llegue el momento, pues lo ha mamado desde la cuna. Pero todo será en aras de la ansiada libertad, de las ataduras a un sistema nefasto que la presiona mas allá de sus propios límites.

El trompo metálico, opera prima de Heidi Steinhardt es brillante, e impacta con reflexiones y crítica mordaz, no exenta de un humor irónico que  sopesa la carga de malicia subyacente. Ella misma dirige, con mano maestra, al parejo trío actoral que sale airoso en este difícil desafío. Diego de Paula y Greta Berghese conforman al matrimonio en cuestión, con mohínes exagerados, necesarios para marcar el sarcasmo y la causticidad que los caracteriza, ayudados por un vestuario acorde, música precisa e iluminación localizada en cada escena.

Victoria Almeida es conmovedora en la personificación de esa niña mortificada, sufriente y contrariada. Su actuación es admirable y logra el justo equilibrio para transmitir la lucidez y el dolor soportado hasta límites indecibles. Es un portento histriónico que sabe utilizar su grácil cuerpo para caminar o bailar, junto a una mirada penetrante que llega al alma del espectador. Martin Wullich

Se dio por última vez en
Teatro La Carbonera
(aquí Carla Pessolano reemplazó a Victoria Almeida)
Se estrenó en el Teatro del Pueblo
heidisteinhardt.com

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