CUZZONI Y BORDONI, chispas melómanas

El álbum "Händel​'s Queens" recuerda a las legendarias divas rivales

Georg Friedrich Händel​ es célebre por haber compuesto el oratorio El Mesías. Pero hubo un episodio en que el compositor alemán afincado en Londres se llamó a sí mismo “Belcebú, el rey de los demonios”. Fue cuando Francesca Cuzzoni, una de sus sopranos estrella, le manifestó su negativa a cantar Falsa immagine, de la ópera Ottone. Dicen que Händel​ casi defenestra, literalmente, a la parmesana retacona. Es que Francesca tenía un temperamento de mil demonios. Nacida en Parma en 1696, Francesca fue una de las divas del Barroco. Su figura fue eclipsada solamente por la otra soprano de Händel​, también italiana: Faustina Bordoni, un año menor que ella y, según las crónicas de la época, más agraciada físicamente. En 1718 Francesca y Faustina cantaron juntas por primera vez en la presentación de Ariodante, la ópera de Carlo Pollarolo, en Venecia.

Al año siguiente Cuzzoni y Bordoni volvieron a cantar juntas en Venecia con el famoso castrato Antonio Maria Bernacchi. Pero la discordia entre ambas, que integraban la Royal Academy of Music fundada por Händel​, estaba por estallar en algún momento. O si no entre ellas, entre sus seguidores. Las dos divas hicieron su debut en Londres en 1726, en una función de Astianatte, de Giovanni Bononcini; las acompañaba en el escenario otro célebre castrato, Francesco Bernardi “Senesino”. Fue en el King’s Theatre, en Haymarket, y una de las espectadoras era nada menos que la princesa de Gales.

La prensa, para ese entonces, parecía prefigurar el estilo de sus herederas de nuestro tiempo, pues el relato de lo sucedido era poco menos que estrafalario: los simpatizantes de una y otra tirándose “flores” dentro del teatro, y las dos divas en el escenario tironeándose de los tocados. Pero parece que en la trifulca en sí ni Francesca ni Faustina se ensuciaron las manos, solo lo hicieron sus exaltados fans; de hecho, las dos siguieron cantando juntas para la compañía de Händel​ hasta 1728. El punto, no obstante, es que el episodio quedó en la historia como una de las primeras reyertas “mediáticas”.

cuzzoni y bordoni

Bridget Cunningham es clavecinista y directora de la London Early Opera. Junto con las estupendas sopranos británicas Lucy Crowe y Mary Bevan cristalizó una interesante producción que recuerda a Cuzzoni y Bordoni. Händel’s Queens, un álbum con el sello Signum Classics, es una nutrida compilación de las más renombradas arias de ópera que Francesca  y Faustina cantaron en su momento. Entre los compositores, además de Händel​ y Antonio Vivaldi, hay otros nombres quizás no tan conocidos o difundidos del Barroco, como los citados Pollarolo y Bononcini, Nicola Porpora (maestro de Farinelli y de Caffarelli), Leonardo Leo, Leonardo Vinci y Johann Adolf Hasse, esposo de Faustina. No podían faltar, por supuesto, algunos fragmentos de la ópera que fue disparadora de la contienda melómana –Astianatte– ni tampoco el aria que suscitó la furia de la Parmigiana temperamental: Falsa immagine (Ottone, de Händel​). Crowe está fabulosa en Da tempeste il legno infranto de Giulio Cesare de Händel​, mientras que Bevan se luce en Se fosse il mio diletto de Dalisa (Hasse).

Cuzzoni y Bordoni compartieron escenarios, pero sus destinos irían por caminos muy distintos. Cuzzoni contrajo enlace con un clavecinista, Pietro Giuseppe Sandoni, de quien tuvo dos hijos que, parece, murieron de niños. Constantes derroches la llevaron a endeudarse irremisiblemente -estuvo presa por deudas- y vuelta a Italia, terminó ganándose la vida fabricando botones, en abyecta pobreza. A Faustina le fue mejor. De su matrimonio con Hasse tuvo dos hijas, ambas cantantes, y vivió una vida apacible y confortable hasta su muerte en 1781; para ese entonces, Francesca ya había abandonado este mundo. Viviana Aubele

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