Calígula (ópera en 4 actos) – Música: Detlev Glanert – Libreto: Hans-Ulrich Treichel (basado en la pieza teatral de Albert Camus) – Producción: English National Opera – Intérpretes: Peter Coleman-Wright, Yvonne Howard, Martin Wölfel, Héctor Guedes, Jurgita Adamonyte, Fernando Chalabe, Víctor Torres, Marisú Pavón, Lara Tressens, Nazareth Aufe, Marcelo Monzani, Cristian Maldonado, Cristian De Marco – Escenografía: Ralph Myer – Vestuario: Alice Babidge – Iluminación: Jon Clark – Orquesta: Estable del Teatro Colón – Dirección Musical: Ira Levin – Coro: Estable del Teatro Colón – Dir.: Miguel Martínez – Dirección de Escena: Benedict Andrews
“Vivimos sin fundamento y morimos sin motivo” clama el emperador Calígula, exigiendo a su esclavo que le traiga nada menos que la luna, lo único que otorgaría un sentido a su existencia. Sabe que come porque tiene hambre y bebe porque tiene sed, pero este señor de la muerte, en la inmunda soledad que le endilga su propia mujer y con actitudes impensadas, trata de divertirse como puede, en un creciente mar de sangre cuyos súbditos frenarán con su misma receta. “Lo que más admiro de mi es la insensibilidad” afirma en medio de su delirio, convencido de ser Dios, en consecuencia inmortal, aseverándolo hasta en el momento de su último suspiro.
El relato de Albert Camus es apasionante. La música de Detlev Glanert crea el clima preciso para cada momento de la impresionante historia, que refleja sin duda tremendos regímenes políticos de todas las épocas. La puesta en escena es llamativa, aunque no creativa, e incorpora dos desnudos totales, uno femenino, etéreo y bellísimo, y uno masculino, algo más burlesco y extravagante. Los intérpretes se juegan en sus roles, destacándose el notable y completísimo trabajo del barítono Peter Coleman-Wright en el rol principal, que transmite profundamente sus sentimientos de crueldad y su inenarrable gracia cuando personifica a Venus en su propio teatro.
La mezzosoprano Yvonne Howard, como Cesonia, si bien se la notó falta de volumen en la primera parte, sobrellevó el final en forma deleitable. Su compañera de cuerda, Jurgita Adamonyté, recreando al joven patricio Escipión, fue encantadora vocal y actoralmente. Martin Wölfel exhibió su estupenda y alta emisión de contratenor, personificando creíblemente al esclavo Helicón.
En tanto, el senador Mucio estuvo muy bien encarnado por Fernando Chalabe, así como la lograda Livia, su mujer, que cantó Marisú Pavón. En un papel brevísimo, como uno de los poetas, fue notable y potente la emisión del bajo Cristian De Marco. La Orquesta Estable del Teatro Colón sonó magníficamente al mando de Ira Levin, con muy buena marcación de los climas de suspenso e imponencia brillante en los fortissimi, a los que se sumó el desempeño notable del Coro dirigido por Miguel Martínez con bello equilibrio sonoro. Martin Wullich
Fue el 1 de abril de 2014
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7100
teatrocolon.org.ar
Calígula en la historia
Detlev Glanert en Wikipedia
Sitio Web de Benedict Andrews
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