BEATRIX CENCI, provocativa corruptela

A 100 años del nacimiento de Ginastera, una fascinante traslación a cargo de Alejandro Tantanián

Desde el inicio, en donde un niño saluda al público y, ante el silencio de este, repite el saludo para obtener respuesta, se percibe que Alejandro Tantanián ha pergeñado una puesta en escena muy original y superlativamente teatral para Beatrix Cenci, el drama compuesto por Alberto Ginastera, con libreto de William Shand y Alberto Girri. Ese comienzo es apenas un atisbo de la inmensa cantidad de elocuentes imágenes que coadyuvan a generar per se un clima agobiante, tremendo, conmocionante, potenciando la historia.

La música de Ginastera sorprende con sus llamativas vueltas que van desde toques que remedan a Stravinsky hasta barrocos momentos palaciegos coronados por gallardas, en contraste con imágenes contemporáneas de violencia agobiante, marcadas por el vestuario surrealista (Oria Puppo) de los hombres en cuero con intimidantes perros doberman; o ensalzando su masculinidad en escenas orgiásticas, apenas envueltos por desnudos miriñaques, máscaras variopintas o tan sólo calzados con borceguíes.

La sucesión de oníricos personajes bestiales –en todos los alcances del término- en impactantes escenas fantásticas, iluminadas por David Seldes acorde a los climas del relato y la música, nos demuestra que -parafraseando a Giuseppe di Lampedusa- nada ha cambiado. Desde el siglo XVI, cuando ocurren los hechos, ha habido en el mundo corrupción, muertes –asesinatos o suicidios-, manejos de poder y dinero, envidias, abusos, injusticias, violencia y sexo por doquier. Quizás ahora haya más exhibición.

El elenco todo tuvo un muy buen comportamiento -incluida la labor de los actores figurantes-, siguiendo las precisas indicaciones del director Alejandro Tantanián para la actitud corporal y los movimientos escénicos que reflejan lo oscuro del relato. En el papel principal, Mónica Ferracani realizó un estupendo trabajo vocal combinando sabiamente su histrionismo, manejado con naturalidad teatral, en una partitura nada fácil y por momentos desapacible al canto.

También Víctor Torres se lució como el Conde Cenci, aportando su voz plena de matices y experiencia escénica. Muy buena labor tuvo Alejandra Malvino,  particularmente deleitable en los duos con Ferracani. Florencia Machado ofreció un digno Bernardo, y Gustavo López Manzitti se lució en la composición de Orsino.

El Maestro Guillermo Scarabino evidenció una destacable sustanciación con Beatrix Cenci, dirigiendo a la Orquesta Estable del Teatro Colón con exactitud en los climas, lirismo y tensiones reinantes. También fue notable el efusivo desempeño del Coro Estable, a cargo de Miguel Martínez, en la bella escena de inicio y el imponente final. Martin Wullich

Mirar videíto en mi canal de YouTube

Fue el 15 de marzo de 2016
Teatro Colón
Libertad 651 – Cap.
(011) 4378-7100
Alberto Ginastera en Wikipedia

Vota esta nota

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación / 5. Recuento de votos:

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Publicado en:

Un Comentario

Deja una respuesta