BA-TA-CLAN, opereta francesa

Divertido final de temporada para Buenos Aires Lírica

Ba-ta-clan – Elenco: Ximena Farías, Agustín Gómez, Josué Miranda, Fabián Frías, Sergio Carlevaris, Natalia Albero, Jorgelina Manauta, Sergio Vittadini, Juan Feico – Escenografìa: Matías Otálora – Vestuario: Denise Massri, Mercedes Nastri – Iluminación: Ricardo Sica – Dirección musical: Juan Casasbellas – Puesta en escena: Ignacio González Cano

Comparada con Los cuentos de Hoffmann -celebérrima Barcarolle incluida- uno podría decir que Ba-ta-clan, de Jacques Offenbach, es en definitiva una obra menor. Sin embargo, este modesto divertimento revela mucho del genio renovador del compositor, así como su enorme capacidad satírica. Estrenada en París en 1855, esta opereta en un acto, con libreto en francés de Ludovic Halévy, fue rotulada por el propio Offenbach como una chinoiserie musicale. Y ciertamente tiene mucho de chino el asunto, aunque a la larga se sabrá que todo es patraña.

La acción se desarrolla en el reino imaginario de Ché-i-noor, y cuatro son los personajes principales. Por un lado están Fé-an-nich-ton (Ximena Farías) y Ké-ki-ka-ko (Agustín Gómez), quienes descubren con sorpresa que ninguno de los dos es chino, sino ambos franceses. Ella es una soprano que ha sido secuestrada durante una gira y él un vestuarista náufrago que se ha hecho pasar por chino para evitarse problemas. A partir del encuentro deciden escapar juntos.

Por otro lado está el emperador Fè-ni-han (Josué Miranda), quien en realidad es un director de orquesta que ha sido investido a la fuerza en su cargo, enfrentado al líder de una conspiración en su contra: Ko-ko-ri-ko (Sergio Carlevaris), de quien más tarde sabremos que también es francés, además de regissseur de ópera. Como ninguno de los cuatro habla en realidad chino, han estado fingiendo todo el tiempo una identidad falsa que los demás han tomado por cierta.

En la época de su estreno, las obras teatrales en Francia podían tener sólo tres personajes y eventualmente algún papel mudo adicional. Offenbach consiguió que se le aprobara Ba-ta-clan con cuatro roles. A ellos se suma una corte de cuatro conspiradores, también chinos falsos, en realidad coreutas, más una orquesta de nueve músicos, que en algún momento también participan activamente de la mascarada. El reducido escenario del teatro El Picadero sorprende una vez más en sus posibilidades, al ser utilizado con suficiente inteligencia, tal como sucedió anteriormente con Agrippina -en 2016- y La scala di seta este mismo año.

La obra es una parodia repleta de recursos humorísticos, algunos vinculados al contexto político de la época (el emperador Fè-ni-han es una alusión directa a Napoleón III), muchos otros relativos a las convenciones propias del mundo de la ópera, con citas y referencias varias, que serán disfrutadas por el público atento y familiarizado con el género. Abundan los juegos con palabras inventadas, tanto como las melodías alegres y pegadizas.

Tan grande fue el éxito de esta obra de Offenbach que algunos años más tarde se creó en París un local de espectáculos bautizado con el nombre de Bataclan. Durante años albergó vodeviles, revistas y conciertos, hasta convertirse -ya en la década de 1970- en un escenario para la música rock. Tristemente volvió a ser noticia en noviembre de 2015, cuando 89 personas fueron asesinadas allí en un atentado terrorista.

Cantado en el francés original, con diálogos en castellano, Ba-ta-clan viene a completar con cierta modestia pero también con un tono por demás amable la temporada 2017 de Buenos Aires Lírica. El desempeño de los cantantes y los músicos, dirigidos por Juan Casasbellas, fue decididamente elogiable, al igual que la puesta en escena de Ignacio González Cano.

Sólo hubo que lamentar la falta de sobretítulos, no porque no estuviesen previstos sino debido a que el proyector jamás funcionó correctamente. Eso y la pésima educación de algunas personas del público que se retiraron apresuradas, pasando por delante de los artistas mientras recibían sus muy merecidos aplausos. Germán A. Serain

Se dio hasta el 20 de noviembre 2017
Teatro Picadero
Pasaje Santos Discépolo 1857 – Cap.
(11) 5199-5793
balirica.org.ar

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