Ariadna en Naxos – Intérpretes: Florencia Burgardt, Mariano Fernández, Luciano Garay, Iván García, Carla Filipcic Holm, Jennifer Holloway, Hernán Iturralde, Carlos Kaspar, Ekaterina Lekhina, Gustavo López Manzitti, Florencia Machado, Santiago Martínez, Laura Pisani, Pablo Urban – Escenografía: Diego Siliano – Iluminación: José Luis Fiorruccio – Vestuario: Luciana Gutman – Libro: Hugo von Hofmannsthal – Música: Richard Strauss – Orquesta Estable del Teatro Colón – Dirección musical: Alejo Pérez – Régie: Marcelo Lombardero
Una proyección de la terraza, vista desde el enorme ventanal de la casa, permite vislumbrar -entre otras personas- la inconfundible imagen de Carlos Kaspar, quien se corporiza en escena ante la insistente búsqueda del furioso Maestro de música. El actor interpreta estupendamente al rígido y adulador mayordomo, que se vanagloria de estar al servicio del hombre más rico de Viena.
El manejo del poder y del dinero son planteados con humor desde este prólogo, como también es claro que nada importan las pretensiones artísticas cuando se paga bien. Ni siquiera protestar por mezclar un trabajo serio con una ópera buffa, o que este sea interpretado en medio de una cena. Aparecen las discusiones entre los comediantes, los cantantes, la tomada de pelo a la burguesía por parte de unos y el destrato a la vulgaridad por parte de otros.
Marcelo Lombardero capta con sabiduría e ingenio el espíritu del libro y lo plasma en una fantásica régie cuyo encanto es el juego permanente del teatro dentro del teatro, o de la ópera dentro de la ópera, o de la fantasía y la realidad que conviven graciosamente. A tal punto que el Maestro de danza (Pablo Urban) llega a afirmar “hay más melodía en mis talones que en toda esta Ariadna en Naxos”. Hay un sello Lombardero en las ocurrencias, en las variaciones, en los colores, que habla claramente de la creatividad y la libertad del régisseur.
La suma de elementos escenográficos (ascensor incluído), el vestuario y la iluminación, conforman un todo atrayente, lúdico y mágico en un marco ideal para la música y las voces. Hasta los sobretítulos se han incorporado al marco de la mansión. Todo está marcado con gracia, hasta los movimientos del servicio doméstico y la indicación de cómo pasar el plumero. Y el precioso comienzo del acto segundo impacta por su visible imagen kitsch con los angelitos en la escena y los grandes palcos. Asimismo, el cuadro fantasioso de Zerbinetta con los musculosos está muy bien logrado. En el final, el desarme de la puesta, despojando el escenario, es otro hallazgo.
El elenco fue muy parejo y cumplió acertademante con sus roles, tanto en lo vocal como en lo actoral. En su tercera visita al Teatro Colón, la estadounidense Jennifer Holloway interpretó a la compositora (originalmente es un papel de hombre) emitiendo con fuerza y drama, transmitiendo su consternación. Ekaterina Lekhina personificó con chispa y desenfado a Zerbinetta, en deleitables sutilezas vocales y movida coloratura.
Carla Filipcic Holms fue una Ariadna vigorosa, a su altura, de exquisito canto, delicada e indiscutible, fascinante y consistente cuando habla del Reino de los muertos o cuando se refiere a Teseo. Gustavo López Manzitti personificó a Baco, notable en sus diálogos con Ariadna; brilló con su voz, amén de su gracia y donaire hasta investido de pavo real. Hernán Iturralde estuvo muy bien como el Maestro de música.
El trío integrado por Florencia Burgardt (que reemplazó a Victoria Gaeta en esta función), Florencia Machado y Laura Pisani tuvo momentos excelsos en sus combinaciones vocales y en su histrionismo junto a Baco y Ariadna. También cumplió con creces y divirtió el artístico cuarteto integrado por Luciano Garay, Iván García, Santiago Martínez y Pablo Urban.
Alejo Pérez dirigió con maestría a la Orquesta Estable, destacando delicadamente la personalísima e identificable música de Richard Strauss. Martin Wullich
Fue el viernes 2 de agosto de 2019
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7100
teatrocolon.org.ar
Nota: hay una veintena de figurantes en escena que no figuran en el programa de mano.