ANDREA CHÉNIER, admirables voces

José Cura y María Pía Piscitelli lideraron un parejo elenco

Contemporánea de La bohème y del mismo libretista -Luigi Illica-, Andrea Chénier es la más célebre ópera de Umberto Giordano. Fue estrenada en 1896 y un año más tarde llegó a nuestro país. Con ella, el Teatro Colón cerró su temporada lírica 2017 exhibiendo una producción propia.

ANDREA CHu00c9NIER - Escena final - www.martinwullich.com
ANDREA CHu00c9NIER - O pastorelle, addio - www.martinwullich.com

El estupendo y dramático dúo final, con el que los amantes van a la guillotina, marca la síntesis de la excelente versión que ofrecieron José Cura y María Pía Piscitelli en los papeles protagónicos, junto a un elenco impecablemente parejo en calidad y emisión de voces.

Desde el inicio, con Un di all’azzurro spazio, Cura demostró su potencia vocal y su precisa sustanciación con el personaje del poeta, que no declinó en momento alguno. Piscitelli encantó en el más amplio sentido de la palabra con su emisión clara y pareja, transmitiendo ampliamente su drama, particularmente en los pianissimi, de notable delicadeza que tuvieron su apogeo en La mamma morta. El rol de Gérard tuvo en Fabián Veloz un excelente intérprete que mantuvo sus dotes vocales a lo largo de la ópera y logró su plenitud expresiva en Nemico della patria.

Bersi fue sentidamente corporizada por Guadalupe Barrientos, quien deleitó con mucha energía expresiva y vocalmente. También brilló Alejandra Malvino encarnando a Madelon y no se quedaron atrás Gustavo Gibert (Mathieu), Emiliano Bulacios (Roucher), Sergio Spina (Incredibile) y Cecilia Aguirre Paz en la interpretación de la Condesa de Coigny. Una línea aparte para el carcelero que corporizó Alejandro Spies, con profundos bajos y muy bien personificado.

El director musical Christian Badea imprimió un clima musical brillante, quizá efectista, a una orquesta que respondió con acierto y rigor. En la dirección de escena, Matías Cambiasso hizo un buen trabajo aun con marcaciones algo apáticas. El escenógrafo Emilio Basaldúa presentó un palacio bien clásico, así como el Café Hottot, en tanto que jugó más atractivamente en el acto del tribunal y en la prisión, apoyado por la dramática iluminación de Rubén Conde.

El Coro Estable, con la dirección de Miguel Martínez, tuvo –como es habitual-  un estupendo y sutil desempeño, sobre todo en O pastorelle, addio con el encantador diseño coreográfico de Carlos Trunsky, en un muy bello momento. La fecha coincidió con el cumpleaños de José Cura y el público no se privó de cantarle un clamoroso Feliz Cumpleaños, coronado con sonoros aplausos. Martin Wullich

Fue el 5 de diciembre de 2017
Teatro Colón
Libertad 621 – Cap.
(011) 4378-7109
teatrocolon.org.ar

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