Desde la primera imagen, con sus cuerpos cabeza abajo, los integrantes de esta compañía demuestran que se puede perder la sensación de verticalidad u horizontalidad. Los planos en los que se mueven parecen imposibles, más aun cuando se suma una cámara que proyecta lateralmente sus movimientos generando otro punto de vista. Todo esto con una estética pensada, creativa, de muy buen gusto, a la que se suman músicos en vivo que interpretan música electrónica, tango, alguna milonga y hasta hip hop.
Cada cuadro creado por Brenda Angiel es justamente eso, un cuadro. Si se lo observa fotográfica o pictóricamente, la mezcla de colores, formas y movimientos nos llenará de placer durante la hora que dura el espectáculo. Es notable como diferentes disciplinas se amalgaman para que una haga brillar a la otra. Cada momento es único, un goce para los sentidos.
Utilizando cuerdas hechas con la técnica del bungy, los bailarines acróbatas generan movimientos sorprendentes, singulares y repentinos, ayudados por un coreografía que ha sido creada única y especialmente, pues sería impensada en otro espectáculo. Los cuadros coloridos se suceden sin pausa con imágenes cinematográficas y proyecciones ad hoc, utilizando diferentes planos y dando la impresión de que vuelan, remedando un desafío al estilo Kill Bill o Matrix.
Llama la atención la perfecta coordinación y virtuosismo de los artistas que tienen muy clara su misión arriba del escenario. Se percibe profesionalismo por doquier.
Tanto el diseño sonoro como el lumínico, además del vestuario, hacen su aporte en esta obra que Angiel ha sabido poner en escena con muchísimo talento, armonía y buen gusto. Air Condition tiene identidad propia. Air Condition es un bálsamo de sensibilidad. Martin Wullich
Se dió hasta diciembre 2007
Teatro Metropolitan
danzaerea.com.ar
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