En Mobiliario Familiar, el juguetón Alfredo Arias transforma la memoria en objetos, la ausencia en formas y el recuerdo en estructuras. Sus piezas se despliegan como fragmentos de una historia insinuada en cada línea, en cada surco de la materia, que siempre tiene algo más para contar.
Las obras de Arias juegan con la fragilidad del tiempo y la solidez de los materiales: sillas que parecen sostenerse de los hilos del pasado, mesas que cargan el peso de conversaciones extinguidas, armarios que resguardan espectros que podrían volver. Cada pieza vibra con una tensión entre lo personal y lo anónimo. Arias toma ciertos indicios, los descompone y los reconfigura, poéticamente, como si cada objeto llevara impreso el fantasma de su uso original, resignificado por la mano del artista.
La visita a Mobiliario Familiar nos propone la observación de objetos variopintos, con mucha libertad, en el particular espacio de una casa que también ha dejado huellas invisibles. Cada pieza nos deja volar e imaginar una historia. Todo parece dispuesto en un equilibrio inestable, que podría modificarse con un leve movimiento de aire. Allí está el artista Alfredo Arias, el creador de tantas escenas, regenerando con fuerza otras tantísimas.
La oscuridad y una linterna revelan una casa de muñecas habitada por figuras de otros tiempos y otros lares. Aparecen las hermanas Peliagudo, Joan Crawford o Tita Merello, entre algunas sensuales busconas que se pavonean semidesnudas junto a chongos musculosos, en fantasiosas referencias que remedan escenas seguramente vistas en la pantalla grande, pero con un sello netamente ariano. Hay visibles referencias para descubrir en huevos fritos, cigarrillos, una filosa tijera y el sempiterno teléfono negro, sin desdeñar una rata y un gran conejo blanco.
En la sala y a la vista nos inquieren zapatos que quizás aguarden a su príncipe, aunque no son de cuero. También hay pupitres escolares que custodian una escarapela, un bife crudo y una apetitosa bandeja de masitas que esperan su five o’clock tea. Con cabezas de frutas y helados, Arias nos presenta a una familia. Podría ser la suya, o la nuestra. Las singulares piezas, de porcelana fría, tienen un brillo y una textura irrepetibles.
Mobiliario Familiar recupera la memoria a través de los objetos, recordándonos que no sólo completan espacios, sino que los habitan con la densidad de lo vivido. Martin Wullich
Se exhibió hasta el 11 de abril de 2025
Galería Cosmocosa
Montevideo 1430 PB – CABA
(011) 4811-6808
Precios: desde 4.000 a 12.000 dólares
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