La comedia mecánica – Actúan: Alfredo Aguirre, Cecilia Balaguer, Jeronimo Garcia, Marina García, Gabriel Gonzalo García, Julieta Grinspan, Carolina Guevara, Marisa Ianella, Federico Mickevicius, Esteban Parola, Marcos Peruyero, Federico Ramón, Majo Ñañez, Tomás Sumoulou, Mariana Szretter, Javier Zanón – Vestuario: Julieta Grinspan – Escenografía: Marcos Peruyero – Música: Gabriel Gonzalo García – Iluminación, Autoría y Dirección: Manuel Santos Iñurrieta
Un pianista presenta cada uno de los cuadros que se concatenan para contar la sorprendente historia de Mackie Messer. Con movimientos totalmente mecánicos -al igual que el resto del elenco- Gabriel García personifica convincentemente a este eslabón fundamental para entender el drama que se avecina. El desplazamiento de cada personaje ha sido perfectamente coreografiado, como si de un reloj se tratara; reloj que, por otra parte, está presente en la obra y marca la hora del momento, en un especial guiño a la unión de la realidad y la fantasía, como un símbolo por el que aparecen y desaparecen los personajes de la historia.
Esos símbolos se hacen presentes a lo largo de La comedia mecánica, tales como el zapato que nunca termina de ponerse el obrero y maquinista que personifica Federico Mickevicius –hasta que lo logra, claro-, el paraguas que escolta constantemente al mafioso de la historia – impecable Jerónimo García-, o los bancos en donde se sientan los protagonistas, a la manera de un jurado que, quizás, maquilla sus decisiones.
Todo da para volar, para imaginar, para permitir que cada espectador saque sus propias conclusiones y deje la sala pero continúe con la música y las escenas en el mascullar de su mente, generando preguntas y suposiciones, muchas de las cuales no tendrán respuesta, como en la vida. Y todo parecido con la realidad será, seguramente, la más dura verdad.
Colaboran notablemente en esta puesta el exquisito vestuario monocromático, una precisa iluminación que crea el clima necesario, la escenografía minimalista, los textos aclaratorios y dibujos proyectados a la manera de una linterna mágica, y la música, que marca los movimientos de esta mecánica comedia, cuyo desnudo piano es también un protagonista.
No sólo autor, sino responsable de la puesta en escena y de la dirección general, Manuel Santos Iñurrieta ha manejado con notable solvencia al preparado elenco, que hace brillar a cada personaje. Se nota experiencia en este dramaturgo y maestro de actores, al borde de sus 40 años. Martin Wullich
Se dio en Centro Cultural de la Cooperación
Corrientes 1543 – Cap.
(011) 5077- 8077
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